Su intención es trabajar por una ‘Bogotá Humana 2.0’, pues para nadie es un secreto su afinidad con el senador Gustavo Petro, con quien militó en el M-19 hasta que se firmó el acuerdo de paz.
Cuesta nos adelantó que seguramente realizarán una consulta interna en la Colombia Humana para definir un único candidato. Las fichas con miras al Liévano se siguen moviendo
¿Cuál es su motivación para aspirar a la Alcaldía de Bogotá?
Creo que llegó la hora y están dadas las condiciones en términos de insatisfacción ciudadana por cuatro años de un gobierno que se ha dedicado a generar una enorme destrucción de todos los logros sociales, económicos y culturales que se habían logrado consolidar y avanzar en los gobiernos democráticos.
Entre otras cosas, porque la premisa de la actual Administración es convertir a la ciudad en un espacio de negocios, eso en términos gráficos se entiende como que en el caso de Bogotá no tenemos un alcalde mayor, sino un gerente de negocios.
Todas esas son condiciones son suficientes para pensar que se requiere un relevo en la concepción política, pero fundamentalmente programática de la ciudad.
¿Cuál considera que debe ser la prioridad del próximo Gobierno de Bogotá?
El gran reto es cómo construir un programa de gobierno con ocho millones de bogotanos.
El primer aspecto que queremos destacar es que ordenaremos los territorios alrededor del agua, no alrededor del mercado; Peñalosa es el típico gobernante que ha hecho el territorio alrededor del mercado y de los negocios.
Hay que tener en cuenta que el 75% de los seres humanos en el mundo viven en las ciudades. La suerte de la vida en el planeta se juega en las ciudades, por lo tanto, las gobernanzas en pleno desarrollo del siglo XXI tienen que ser pensadas como la necesidad de adaptar esos territorios al cambio climático e implementar estrategias de mitigación en torno al cambio climático. Eso es ordenar el territorio alrededor del agua.
¿Cuál es el desafío más importante que tendrá la capital el próximo año?
El otro año ofrece mayores ventajas para el desarrollo de una democracia participativa, extensa y profunda, porque coinciden dos momentos: la discusión sobre el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y el Plan de Desarrollo.
Esto nos va a permitir desarrollar a profundidad un diálogo democrático sobre cuál es el modelo de ciudad que necesitamos: una ciudad expandida, que engulla las franjas ecológicas, como por ejemplo la reserva forestal Thomas van der Hammen; o una ciudad compacta, que sea capaz de crecer en forma vertical, desarrollando toda una política de movilidad, en la que el elemento más importante sea justamente el sistema de transporte público multimodal con el uso de la energía eléctrica.
¿Cómo lograrlo?
Vamos a convocar una movilización popular y ciudadana, social y política, para que la gente entienda que la suerte de Bogotá, en términos de garantizar su ordenamiento democrático, se va a dar en esta etapa primaria, que es la discusión de las propuestas.
Tanto en el siglo XIX y XX, las ciudades se ordenaron a partir de la voluntad suprema de mujeres y hombres. Hoy necesitamos lograr convocar a unos diálogos que impliquen la voz del páramo de Sumapaz, de los humedales, del río Bogotá… las voces de la fauna.
Usted no puede hacer planeación del territorio en función de la vida si no convoca las voces de los otros seres vivos que trascienden el concepto del antropocentrismo.
¿Qué opina de TransMilenio por la Séptima?
Por su puesto que estamos en contra. Entre otras cosas, porque desde las oficinas internas de planeación del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) han dicho que TransMilenio por la Séptima genera un enorme inconveniente desde el punto de vista técnico.
¿Y del metro elevado?
Para iniciar la fase de construcción, se necesita la existencia del conjunto de los estudios, y está suficientemente demostrado que los estudios de ingeniería de detalle y de ingeniería avanzada no han sido entregados por Sener (interventora del proyecto metro elevado de Bogotá). Sin embargo, la Administración de Peñalosa se dio al apuro de iniciar la fase de la licitación.
Por ahora, estamos esperando una decisión de carácter judicial, porque hay una demanda interpuesta por Hollman Morris, a propósito de la ilegalidad que hay al convocar el inicio de la fase licitatoria sin haber concluido la entrega del 100% de los estudios. Por eso es muy probable que se vaya a caer.
El plan A es continuar con ese proceso (metro elevado), teniendo en cuenta que perfectamente las siguientes líneas pueden ser subterráneas, pero si eventualmente un juez comprueba que no se cumplieron los requisitos de ley, en ese momento lo que tendremos que hacer es desempolvar los estudios del metro subterráneo, que son los más serios y sólidos que existen.