Colombia

Jineth Bedoya: “El cuerpo de las mujeres es usado como un arma”

La periodista colombiana, activista por los derechos de las mujeres y redactora de los acuerdos de paz con las FARC, Jineth Bedoya, denunció que «el cuerpo de las mujeres es usado como un arma» en un conflicto armado como el colombiano, «indistintamente del bando».

Bedoya, que fue secuestrada en el año 2000 y 2003, una vez por la guerrilla y otra por un grupo de paramilitares que la torturaron y violaron), ha participado esta semana en un acto en Barcelona organizado por la oenegé Intermon Oxfam.

En una entrevista con Efe, Bedoya explicó que la mayoría de las víctimas del conflicto armado colombiano, y en general de todos los conflictos, «fueron y siguen siendo mujeres».

La periodista, subdirectora del periódico colombiano ‘El Tiempo’, participó en la redacción de los acuerdos de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC en representación de las víctimas, y valora el nuevo acuerdo positivamente porque «el enfoque de género» no se eliminó en la nueva versión.

El acuerdo de paz que se firmó el pasado jueves y que tendrá que ser refrendado para poder aplicarse contempla medidas de reparación concretas para las mujeres víctimas del conflicto armado, como «reparación de tierras» o «retorno de donde fueron desplazadas», según Bedoya.

La activista aseguró que las mujeres que tuvieron «incidencia en este acuerdo» pelearon para que «se respetara el espacio ganado» por las mujeres y no se eliminaran las medidas, y explicó que «todas las partes sabían» que estos puntos del acuerdo «no eran negociables».

Jineth Bedoya valoró que «el gran problema que tiene Colombia de cara a la implementación del acuerdo de paz» es «el hueco que existe en la justicia» y la «impunidad» que rodea los casos de agresiones machistas, ya que el 90 % de los casos quedan sin resolver, según la activista.

Bedoya lamentó que las mujeres colombianas «no confían en la justicia» y lo achacó a «falta de compromiso de la rama judicial» y la «ignorancia» de los funcionarios públicos, que «no saben aplicar» la ley de violencia de género, además de la «falta de voluntad política», que no sanciona cuando la justicia no responde como debería.

La periodista aseguró que su secuestro, violación y tortura se debieron al hecho de «ser periodista y mujer», ya que «si hubiera sido hombre» la hubieran «matado», pero que, al ser mujer, los agresores quisieron afectarla con «otro tipo de daño y amenaza» para «demostrar» que los «hombres son dueños del cuerpo de las mujeres».

Bedoya aseguró que las agresiones a periodistas colombianos «estaban relacionadas» con el trabajo «de visibilizar las atrocidades que cometían agentes del estado, guerrilla y paramilitares».

La periodista colombiana denunció también que los «medios de comunicación» son «cómplices y promotores de la violencia contra las mujeres» por haber «silenciado durante décadas la violencia sexual contra las mujeres» en el conflicto armado y por «explotar el amarillismo» cuando surgen casos de violencia machista.

Bedoya destacó que los medios tienen «una responsabilidad muy grande» y «una deuda a nivel global con las mujeres del mundo», y añadió que «concienciar» las redacciones de la importancia de tratar diferente los casos de agresiones es difícil porque «las redacciones tienen muchos hombres, y con cargos de responsabilidad».

Jineth Bedoya está amenazada desde que decidió contar su experiencia como víctima y se desplaza siempre con escoltas, su «martirio» según la activista, mientras asegura que su «mayor sueño» es poder dejar de ir protegida.

Bedoya empezó la campaña «No es hora de callar» en 2009 para visibilizar la violencia contra las mujeres, y afirma haber sacrificado «su vida personal» para luchar contra la impunidad que envuelven estos crímenes, como el suyo propio, ya que sus agresores no han sido condenados todavía.

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