Uribe, desde Montería, le respondió lo siguiente: “La paz no está en discusión, están en discusión su eficacia, su sostenibilidad y el riesgo para nuestra democracia”.
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Entre sus argumentos, explicó que desde el 2012 él y el Centro Democrático han expresado sus preocupaciones sobre las condiciones en las que empezaron a desarrollarse los diálogos de paz.
“Haber adelantado el diálogo sin cese de actividades crimínales, verificable a través de la concentración supervisada, ha contribuido al aumento de la criminalidad y a la desconfianza en el proceso, ya que, sin esa concentración, se negó a la ciudadanía el derecho de inferir que Farc, con buena fe en la paz, era ajena a cualquier delito cometido. La exigencia seguramente habría demorado la iniciación del diálogo, pero este habría generado más credibilidad”, dijo en el comunicado.
Según el senador, además del aumento de la criminalidad, también se han expandido los grupos delictivos y se han incrementado los delitos por la impunidad que se plasmó en el acuerdo de justicia.
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“Han crecido la extorsión; el control territorial terrorista sobre el pánico de ciudadanos que carecen de confianza en las autoridades; y, el narcotráfico que en los últimos 3 años ha ascendido de 43000 hectáreas de cultivos ilícitos a 159000. En números aproximados, Farc ha pasado de 6800 integrantes a más de 17000; el Eln recuperó la capacidad criminal, sus uniformes sirven a integrantes de Farc y la tiranía de Venezuela lo utiliza para chantajear al Gobierno de Colombia; y, las bandas criminales son cinco veces más grandes”, aseguró Uribe.
“Si con el solo anuncio la impunidad se ha generado más crimen, ¡qué podremos esperar cuando ya se haya implementado!”, exclamó.
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Algunas de las posturas en contra del proceso de paz que en otras oportunidades el expresidente ha comentado las volvió a nombrar en este texto, entre esas que el Gobierno permitió incluir el narcotráfico como delito conexo con el delito político, no judicializar a quienes acepten responsabilidades en el menor tiempo, que las Farc no aporten dinero para reparar a las víctimas, y otros argumentos más.
Por eso el expresidente aclara que no está en contra de la paz sino en contra del proceso que se adelanta en La Habana.
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