Con más de un año en la constante lucha contra el coronavirus, la pandemia ha dejado huella a su paso.
En casi todos los puntos del mundo se tuvo que transformar la vida.
Con la finalidad de evitar que el SARS-CoV-2 se propaga aún más, las autoridades determinaron el cierre de negocios, escuelas y algunos trabajos optaron por realizar el home office.
Las personas fueron invitadas a permanecer en sus casas, en la medida de lo posibnle; los restaurantes cerraron sus puertas o redujeron su aforo, lo mismo que los bares y algunos antros continúan sin operar.
La pandemia cambió al mundo
Durante mucho tiempo los gimnasios estuvieron cerrados, al igual que los parques y bosques, en los que las personas se reúnen para hacer ejercicio, mientras disfrutan de la naturaleza.
Los cines y los teatros sufrieron las mismas consecuencias, o tal vez peor por ser lugares cerrados, que podrían propiciar que se propague el coronavirus.
Así salir a las calles y lo que podría ser un día normal el año pasado, en la escuela, el trabajo o en un centro recreativo, lo ha dejado de ser con la presencia del COVID-19.
No es para menos, si se toma en cuenta a todos los afectados alrededor del mundo. De acuerdo Universidad Johns Hopkins se contabilizan cerca de 120 millones de contagios en el mundo y cerca de 2.8 millones de defunciones, a causa del coronavirus.
Imágenes dicen más que mil palabras
Hay muchas imágenes que demuestran el radical cambio que se vive en la era del COVID-19.
Para no ir muy lejos, el Super Bowl pasado se disfrutó de una manera muy diferente. El Raymond James Stadium fue testigo de la hazaña de Tom Brady, quien llevo a los Buccaneers a convertirse en el primer equipo que gana el juego más importante en su casa, pero también vivió diferente el Súper Domingo.
Aunque sí hubo algunos aficionados en las tribunas, muchas butacas estuvieron ocupadas por fans acartonados, que pagaron para tener una presencia significativa en el evento.
El mundo del espectáculo también se ha visto fuertemente golpeado. Basta decir que los conciertos y festivales han tenido que posponerse o cancelarse, para tratar de evitar las aglomeraciones.
Las premiaciones que se han realizado este año también se notan muy diferentes, y hasta tristes. Así, la 78ª entrega de los Golden Globes dejó atrás la reunión de decenas de actores, productores y directores. En este año se optó por menos invitados y la mayoría de los protagonistas se encontraron conectados desde su casa.
Cines, teatros y restaurantes
Las escenas de los cines, teatros y restaurantes parecen decir que el futuro nos ha alcanzado.
Ahora ya no se ven a decenas de comensales. Por el contrario, algunos lugares han optado por las llamadas burbujas al aire libre. En estas escenografías se introducen dos personas para probar sus alimentos, sin el riesgo de sufrir un contagio de coronavirus.
Lo mismo ocurre en las salas de cine y teatros, donde ya no están repletas. En los que tienen el permiso de abrir sus puertas apenas y reciben un pequeño grupo que debe mantener la sana distancia y portar cubrebocas mientras permanezca en el interior de las instalaciones.
Las escuelas no han sido ajenas a la nueva normalidad. Antes los salones y patios estaban repletos de estudiantes, pero ahora las pocas que han regresado lo hacen con extremos cuidados y un número reducido de niños y jóvenes; otros siguen en la cátedra a distancia conectados con los profesores en aplicaciones como Zoom y Meet.
Muchos escenarios famosos, representativos e importantes de Estados Unidos pueden casi hablar en un par de imágenes del antes y después del coronavirus.
Sólo con ver The Mall of America, Times Square, Universal Studios, el Congreso, Disneyland y California Adventure se nota cómoha cambiado el mundo con el coronavirus.
