En la era del rebusque, hasta los sacerdotes imaginan protocolos para preservar la seguridad y no contagiar al prójimo. Sabido es que las misas presenciales están prohibidas en la mayoría del planeta por el coronavirus, pero para quienes creen la fe sigue intacta.
Por eso, un sacerdote reparte la palabra de Dios a sus feligreses en Michigan, Estados Unidos, respetando el distanciamiento social. Para eso lo hace mientras ellos van en auto, como si fuera un repartidor de comidas rápidas. Además, se las ingenió para rociar de agua bendita a sus peregrinos, sin necesidad de ponerlos en riesgo.
Sacerdote se las ingenia para rociar de agua bendita a sus feligreses, pero es criticado
Equipado con tapabocas y guantes, Timothy Pelc tiene el agua bendita en un arma de juguete. Allí rocía a todos lo que se le pidan, dándole un poco de fe en que esto pasará pronto.
No obstante, también ha sido criticado por sus acciones. Mientras algunos lo aplauden, otros le recriminan ser negligente y que puede herir a las personas con esta acción. «Tremenda lavada le pegó a la gente ese chorro es peligroso”, “¿Dónde ese chorro le caiga mal en un ojo a las personas qué?», son algunos comentarios de sus detractores.
Mientras tanto, cada vez más personas visitan a este cura para recibir algo de bendición que mitigue las penurias en esta época de pandemia. Creer o reventar.
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