Corría el año 2011 cuando en un cementerio de Minneapolis una triste familia dejaba las cenizas del padre en un pequeño en el que se grabó su nombre en una urna funebre para asegurar que ahí descansaban sus restos. Fingió su muerte para cobrar un seguro de vida de dos millones de dólares
Todo normal para un funeral, sin embargo el dolor de los familiares sólo era una puesta en escena que ocultaba un fraude.
Un año antes, Igor Vorotinov había sacado un seguro de vida por 2 millones de dólares y designó como principal beneficiaria a su esposa Irina, de la que terminó por divorciarse meses después, indica New York Post.
Según la magistrado Katherine Menendez, el hombre de 54 años, y mientras se encontraba en Moldavia, utilizó un cadáver que no ha logrado ser identificado, lo vistió con sus ropas y además puso sus documentos en el cuerpo, el que fue encontrado en una carretera cerca del pueblo de Cojusna.
Al enterarse de la noticia de la «muerte» de Igor, Irina viajó a Moldavia, “identificó” el cuerpo de su esposo y pidió que lo cremaran, para luego volver a EEUU con las cenizas y un certificado de defunción, indica Star Tribune.
Luego de recibir los 2 millones de dólares del seguro, la mujer hizo transferencias a la cuenta de su hijo Alkon y a otras en Suiza y Moldavia.
Fingió su muerte para cobrar un seguro de vida de dos millones de dólares
En mayo de 2016 y luego de quedar al descubierto la estafa, los fiscales hablaron con Igor Vorotinov y trataron de convencerlo que volviera a EEUU, y tras su negativa emitieron una orden de captura internacional.
En 2017 el hombre fue capturado en “Transnistria y entregado a las autoridades moldavas”, apunta la publicación. Logró quedar en libertad y como no se presentó a las audiencias en la corte fue detenido nuevamente el 14 de noviembre pasado y finalmente el FBI lo llevó de vuelta a Minnesota.
Ante el tribunal estadounidense, Igor negó todos los cargos, se declaró inocente y está en una prisión a la espera del inicio del juicio el 28 de enero.
Por su parte, Irina aceptó la culpabilidad y está cumpliendo una condena de tres años, mientras Alkon hizo lo propio y se encuentra en libertad condicional.