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Elecciones en Venezuela: “Los resultados ya están, faltan los votos”, dicen los venezolanos

Todos saben que Nicolás Maduro va a ganar las elecciones en Venezuela, que continuará en el poder pese a la crisis económica y social que hay en ese país.

Todos saben que Nicolás Maduro va a ganar las elecciones en Venezuela, que continuará en el poder pese a las presiones de la comunidad internacional y a la crisis económica y social que hay en ese país.

Y ganará por una mayoría amplia, dicen tanto opositores como chavistas, aunque en los últimos tres años hayan salido por Colombia más de un millón de habitantes, lo que equivale a la mitad de la población de Caracas, además de los miles de venezolanos que no votarán porque consideran ilegítima la elección.

Entonces, ¿cómo resultará reelegido? Basta con echarle un vistazo al país, hablar con gente de un lado y del otro para entender que sí, que en definitiva el sucesor de Hugo Chávez seguirá en la Presidencia, a menos que una especie de milagro haga que ocurra lo contrario.

La capital venezolana es un claro ejemplo de lo que sucede en el resto del país, donde se respira un extraño aire de campaña electoral. Mientras las calles del centro de Caracas lucen vacías porque gran parte del comercio está cerrado, las vallas y grafitis haciéndole publicidad a la reelección de Maduro cubren los postes de energía, las fachadas de los edificios del Gobierno, las paredes de los túneles, de los puentes y hasta de las estaciones del metro.

Así, quien no conoce el contexto actual de Venezuela creería que el único candidato es Nicolás Maduro o que, por el contrario, mucha gente lo apoya. Pero ni lo uno ni lo otro.

Los que respaldan a Maduro dicen que votarán por él porque se sienten agradecidos con todas las ayudas que les ha ofrecido el Gobierno y porque quien tiene la culpa de la pobreza, la hiperinflación, el desempleo y todos los males del país es la comunidad internacional y el bloqueo que dirige Estados Unidos hacia ellos.

Pero los opositores, incluyendo a los exchavistas, tienen un panorama muy diferente sobre su país.

“La manipulación del Gobierno sobre el pueblo es impresionante. Yo era chavista, hasta que empecé a darme cuenta de lo que de verdad ocurría”, cuenta Jhonattan Palma, un joven de 25 años.

“Por ejemplo”, agregó, “el ‘carné de la patria’ es una tarjeta que les dio Maduro a todos los que lo apoyan, con la supuesta intención de conocer el estatus socioeconómico de ellos y poder incluirlos en las misiones bolivarianas (programas sociales del Estado)”, dijo. Ese documento contiene el nombre y número de identificación de quien lo porta, pero también tiene un código QR que hace meses generó una gran polémica.

“No creía lo que decían en los noticieros sobre ese código, pero investigué. Con una aplicación que uno descarga en el celular se puede escanear ese código y aparece una página en la que salen los nombres y el número de identificación de la persona que lo porta ¡Y el de dos personas más!”, exclamó Palma. Además, junto a cada nombre también está el lugar de votación de cada uno.

Lo que le llamó la atención a este joven sobre ese detalle es que el ‘carné de la patria’ también lo usan para votar. Es decir, el voto no es secreto.

“Todos los que pertenecen al partido de Maduro tienen que presentar esa tarjeta al momento de votar. A ellos les dicen que es para tener un registro de los votos y evitar robos. Pero ¿qué pasa con los otros dos nombres que aparecen? ¿A mí quién me asegura que no son sumados a mi voto y así no cuentan uno sino tres?”, indicó.

Y terminó la conversación diciéndome: “Aquí en Venezuela los resultados ya están, ahora solo faltan los votos”.

Pero el protagonismo del carné no termina ahí.

Votar o renunciar a los beneficios

El registro de votación que guarda el carné también le sirve al Gobierno como una especie de indicador que mide la fidelidad de los venezolanos. Por eso es necesario presentarlo para recibir cualquier ayuda económica que ofrezca Maduro, como las pensiones otorgadas a los adultos mayores o el mercado del Clap (Comité Local de Abastecimiento y Producción).

Este último tiene un valor de 20.000 bolívares, equivalente a solo 260 pesos colombianos y contiene algunos productos de la canasta básica familiar, como un kilo de pasta, otro de arroz, azúcar, sal, harina, leche en polvo, un litro de aceite y una lata de atún.

Pero el mercado solo puede ser vendido a quien demuestre que es un miembro activo del Gobierno. Por lo que, si no vota, no le venderán la bolsa con los productos en el siguiente mes.

Quienes quieren irse del país también temen a ser sacados de las misiones bolivarianas cuando se den cuenta de que han estado inactivos durante más de tres meses.

La importancia del mercado Clap en la actualidad

Este tipo de beneficios, que los chavistas ven como un acto de generosidad de sus gobernantes, también le asegura a la clase política la reelección de Maduro, ya que sin votos no hay ayudas y sin ayudas no hay cómo sobrevivir.

Una vez al mes, desde muy temprano, empiezan a verse las filas en las calles de la gente que irá a reclamar un mercado. Uno por cada dos personas.

“Con este mercadito, el Gobierno evita la especulación en los precios y combate el desabastecimiento. Aquí ya no hay comida porque Estados Unidos sanciona a los países que le vendan a Venezuela y este mercado es la única solución que tiene el Gobierno para evitar que la gente se muera de hambre”, me dice uno de los chavistas que ese día hizo fila desde las 5:00 a.m. para comprar una bolsa.

Pero quien no es chavista también compró. “¿Cómo hago para conseguir esto en otro lugar y a ese precio?”, me preguntó otro.

El llamado al abstencionismo

Raúl Mendoza, de 71 años, pronunció una frase que llama la atención en Venezuela, porque es raro oírla por ahí, contrario a lo que sucede con otras afirmaciones que los chavistas repiten una y otra vez. “La oposición no ha hecho nada por ganarse al pueblo”, me dijo, “solo le piden a la comunidad internacional que saquen a Maduro”.

Pero una parte de la oposición, más que hacer campaña, piden a los venezolanos abstenerse de votar por considerar que son unos comicios ilegítimos.

Por ejemplo, Delsa Solórzano, portavoz de la oposición, aseguró en una rueda de prensa que la del domingo no es una elección y que, si lo fuera, “los partidos que se oponen al gobierno de Maduro hubieran participado”.

Aunque esperarán los resultados de las votaciones y las explicaciones del Gobierno, la oposición no se quedará de brazos cruzados y para eso cuentan con el apoyo de varios países que no reconocerán como presidente legítimo a quien gane este domingo.

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