En 1983, los padres de Michael Dell le hicieron prometer que iba a desistir del negocio de computadores que estaba planeando. ¡Todos en su familia eran médicos! “Fue en ese momento que decidí crear una empresa de computadoras. Así que, en realidad, que mis padres me dijeran que no debía hacerlo fue lo que me impulsó a hacerlo”, dijo Dell. Y así comenzó Dell Computers.
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“Oliver es por lejos el peor alumno que he tenido en mi carrera en esta escuela…”, escribió el director del colegio de Olly Olsen cuando éste tenía 10 años. Ahora, a los 40, Olsen tiene una empresa con facturación anual de 40 millones de dólares, y dice: “Quería demostrarles a mis maestros que no era bruto y que podía llegar a ser un éxito”.
Steven Spielberg cuenta que le hacían bullying en el colegio porque leía más lento que los demás. Su escudo: empezar a hacer las mejores películas del mundo.
Ollie Forsyth, un joven inglés con problemas de dislexia al que molestaban incesantemente en el colegio, vio un día la historia de Richard Branson, también disléxico, se inspiró y decidió que tomaría revancha, demostrándoles a todos que no era ningún estúpido. A los 13 años lanzó su primer negocio. Hoy a los 16 años ya ha lanzado el segundo y gana mucho más dinero que profesionales graduados.
Hay cientos de historias de famosos como esas: Steve Jobs, Rihanna, Mark Cuban, Oprah… que parecen mostrar que la más profunda y verdadera motivación para ser un empresario ganador nace del honor y la rabia.
Desde el punto de vista biológico, suena un poco extraño escuchar que los empresarios hoy en día hacen empresa para hacer un mundo mejor… puede que sí… pero tal vez no es la razón de fondo de muchos de ellos. Debajo de ese propósito altruista hay una caldera interior mucho más poderosa y egoísta: atraer la atención del mundo o de algunas personas y, al final, ganar poder, sentirse victoriosos. No conviene decirlo, pero cada vez parece quedar más claro que en muchos casos, el éxito es impulsado por un sentimiento de revancha contra personas que nos agredieron en la niñez, e incluso después.
No digo que todos los empresarios estén motivados por esto, o que para ser exitoso se tiene que haber sufrido bullying, pero cada vez se prueba más que resulta en un fuego motivador biológico enorme para emprender grandes proyectos y persistir. La venganza, por el honor y la rabia interior.
Por: GERARDO MéNDEZ SOLANO, Investigador de mercados, Emprendedor Fundador de Criterium, CEO Ormigga ; gerardo@ormigga.com | Twitter: @OrmiggaC