Farid Hadechini es un barranquillero que desde hace tres años decidió crear en Bogotá, Mar Negro, un estudio de tatuajes y diseño que experimenta por medio de diferentes disciplinas de creación artística una inquietud creativa y una búsqueda personal.
Farid, en los últimos años ha convertido el dibujo en un vehículo de expresión de ideas en donde el cuerpo funciona como un lienzo en blanco que se puede decorar de forma libre, para contar historias o inmortalizar momentos. Aunque algunos solo buscan plasmar nombres, conexiones con personas, símbolos de protección o solo una imagen, otros buscan definir moda y estilo aunado a un diseño artístico que no sea solo agradable, sino que pueda interactuar con el resto del outfit.
Con el paso del tiempo, el tatuaje ha conseguido transformarse, tanto así que incluso para algunas personas ya es visto como un accesorio de moda, que marca un estilo o sugiere uno nuevo. En la actualidad, el mundo del tatuaje se ha visto alimentado de muchas otras disciplinas artísticas y de diseño, que han dado lugar a nuevas técnicas y estilos.
Según Hadechini, los tatuadores son un nicho que busca experimentar y que coinciden en el tatuaje como una forma de expresión personal, pero también como un accesorio, un fashion ítem o una creación que puede realzar cierta parte del cuerpo o incluso un estilo personal. En entrevista con PUBLIMETRO nos contó sobre su vida y trabajo.
¿Hace cuánto tiempo es tatuador?
Con Mar Studios llevo tres años, eso sumado a un año de aprendizaje y práctica. Soy diseñador gráfico, estuve ocho años en una agencia de publicidad y tras un quiebre personal, un momento clave, entendí que ya había aprendido lo necesario y que tenía una necesidad de expresión más íntima, tenía que reencontrarme y definir cuál sería mi próximo paso, justo en ese momento el mundo del tatuaje que siempre me llamó la atención apareció con la oportunidad de aprender un poco más, estar del otro lado de la mesa y volverme tatuador.
¿Cómo se dio el salto del diseño al tatuaje?
Fue un salto bastante natural, nunca sentí que fuera algo demasiado distante a lo que estaba buscando, incluso a mi educación como diseñador gráfico, porque siempre me ha gustado todo lo que tiene que ver con la ilustración y es que por medio de ella puedo contar historias y puedo terminar expresando lo que quiero mostrar, a eso llamo un salto natural. Me gustó y así comencé mi vida como tatuador.
¿ A qué edad se hizo el primer tatuaje?
Mi primer tatuaje fue a los 21 años, estaba recién llegado a Bogotá porque soy barranquillero. En realidad no tuvo mucha trascendencia simplemente sucedió un día que estaba trabajando y ya era tarde y con un marcador me comencé a pintar y en eso salió una pluma y cuando la miré pensé en lo linda que era, al día siguiente me la estaba tatuando.
Después de ese tatuaje ¿cuántos más vinieron?
Después de ese, se abrió esa puerta al mundo adictivo, como que estás terminando el primero y ya piensas en el segundo y así sucesivamente, razón por la cual vinieron muchos más, en este momento tengo 21 y no sé cuántos más faltarán.
¿Quién lo tatúa?
Es una mezcla, me he tatuado yo mismo de hecho tengo me hice unos para entender el proceso mismo, la presión y cómo mi línea cicatrizaba, pero no es tan cómodo. Así que en otras oportunidades he buscado personas con las que me sienta afín para que hagan realidad lo que quiero plasmar en mi cuerpo, alguien con quien sienta que puede dejar en mi piel lo que quiero, pero no tengo un nombre o preferencia alguna.
Háblenos de la técnica que utiliza de línea delgada.
Para mí es muy importante la comunicación que se puede tener a través de la línea, siendo diseñador gráfico e ilustrador para mí la línea tiene un poder de comunicación muy fuerte porque de ahí parte todo. Además, en lo personal siempre he tenido gran admiración por la ilustración medieval, botánica, grabados medievales donde tienen un hilo conductor que es la línea. Entonces, siempre fue un poco obvio para mí que ese era el estilo que quería desarrollar en mi técnica de tatuaje.
La técnica de línea delgada la trabajo porque me permite acercarme mucho más a la creación de un tatuaje desde el punto de vista ilustrado, es decir son creaciones mucho más sutiles, en las que se puede trabajar en menor escala a una gran cantidad de detalles y fuera de eso el tema técnico en general hace que sea un poco menos doloroso, esto porque uno trabaja con una cantidad de agujas y hace que el trauma para piel sea menor y la parte de curación más cicatrización es mucho más leve.
¿Qué es lo mejor de tatuar?
Hay cosas que me llaman mucho la atención, la parte de ego artístico porque siempre quise ser un ilustrador profesional y vivir de esto. Ahora, me parece muy interesante que las personas que no me conocen solo por la ventana de mi trabajo quieran que yo sea el encargado de tatuarlos, es un sentimiento muy importante para mí.
Y fuera de eso, es un trabajo donde siempre estoy conociendo gente nueva y creando conexiones con ellos.
¿Cómo es el proceso de tatuar?
Es muy personal, llegan clientes que tienen una idea completamente lista y definida, pero hay quienes buscan asesoría porque saben que quieren algo en esta técnica pero no tienen una claridad. Luego de esto, que termina siendo una charla, viene una parte conceptual donde se busca saber qué es lo que quiere expresar con su tatuaje, luego cotización y mirar agenda.
¿Cómo reaccionan la mayoría de clientes luego de ver un tatuaje?
Hay de todo, es un proceso emocionante, es como verse en el espejo sentir que es un premio, la mayoría de las reacciones son positivas.
¿Es mucha o poca gente la que busca arreglarse un tatuaje del pasado?
Risas, mucha gente, diría que una gran parte de los clientes quieren eso, que le de una nueva cara a tatuajes que en su mayoría son los noventeros (trival pequeño en la espalda, corazones, Yin y yang, entre otros) la ventaja del mundo del tatuaje es que ese tipo de cosas tienen arreglo. Esto no significa que yo me dedique a esto, he hecho un par de arreglos pero han sido excepciones.