En el ascensor, una chica de no más de 1.60 de estatura, dos empleadas de servicio, silencio incómodo. Piso 3. –“Señor Chávez, es por aquí”. Fantaseó por un momento si ese apellido es más sonoro que el suyo, por el expresidente que ya murió. Prefirió no corregir el error.
El periodista pidió agua. Aunque es de un país cafetero, tiene costumbres extrañas y en las oficinas importantes no hay de lo que él toma. Llegó 20 minutos temprano. Dudó en entrar porque prefiere ser puntual, no adelantarse. Se tomó rápido el agua porque la mesa estaba lejos. El portavasos, como de apartamento de soltero. Al frente, un logo gigante de la empresa más importante de cine en Colombia. –“A las 3:30 es la cita, no te preocupes, yo suelo llegar temprano, no hay necesidad de anunciarme”, le dijo a la asistente del presidente.
Volvió a googlear a Munir Falah porque nunca lo había visto en persona y quiso ponerle cara a su entrevista. Los dos primeros artículos decían que era un “hombre de familia”, “uno de los empresarios más apreciados por el jet-set” y el “empresario colombiano 2016”. 3:29, y luego de ver dos veces su reloj, lo hicieron pasar a la sala de juntas. Un minuto de gracia que le alcanzó para tomar una foto de la mesa para Instagram; cliché millennial.
Lea también: 90 años de una pésima oferta
Al fondo, en la silla de la cabecera de la mesa, estaba el jefe de Cine Colombia, acompañado por el gerente de exhibición y por una mujer a la que le olvidó el nombre. Falah empezó a exponer las cifras que lo enorgullecen, de cómo se han triplicado las cifras de asistencia a cine en el país. “Nosotros invertimos en las películas colombianas, entre un 5% y 20% del valor de la película. Al invertir nosotros, el interés es que la película colombiana tenga el mayor éxito o no vamos a recuperar nuestra inversión”, aseguró.
Para evitar aburrirse, porque esas cifras las vio en el Resumen de la Industria Cinematográfica 2016, que se puede bajar por Internet, el periodista interrumpió al presidente y le cuestionó sobre el dato de cuántas películas invirtió Cine Colombia, de las 37 colombianas que se estrenaron en 2016. La respuesta, que llegó 40 minutos después, porque se perdió en los informes, porque no estaba a la mano, fue: cinco películas, y la empresa apoyó de un 5 a un 12%.
¿Cómo definen cuántas salas va a tener cada película?
Todo un comité. Por ejemplo, la publicidad de la película nosotros no la definimos, eso es con el productor en Estados Unidos. Entonces nosotros decimos, creemos que es un tipo de película que se parece a estas. Cada película se saca un símil de cinco películas, que son más o menos de ese tipo de película. Con base en esos cinco títulos se determina cuántos espectadores hicieron esas cinco y cuánto le podemos poner a esa. Así se calcula el ingreso y con base en el ingreso se calcula cuánto se le va a meter en publicidad.
¿Quién conforma ese comité?
Eso lo componen dos o tres personas de distribución, dos o tres personas de exhibición, la vicepresidente administrativa y el vicepresidente operativo y comercial. A veces invitamos a servicio al cliente, un gerente de teatro, gerente de operación y yo puedo perfectamente subir. Y aunque a veces no subo, me consultan porque yo las he visto. Normalmente la decisión es por unanimidad, pero cuando hay problemas para definir, yo intervengo.
¿En algún momento toman riesgos con una película? Por ejemplo, una colombiana que se supone que por títulos similares no va a tener una gran taquilla, pero quieren apostarle a ponerla en más pantallas.
Por política general cuando es una película colombiana, generalmente lo hacemos, porque el interés nuestro, como exhibidor y como distribuidor, es en el cine colombiano, porque además tenemos exención de impuestos. El interés es que toda película colombiana tenga el mayor éxito posible. Pero aun así, suponga que nos quedamos cortos, que le dimos 15 pantallas y le debimos dar 20. Si las 15 pantallas están volando, inmediatamente abrimos las otras cinco.
¿La inversión que hacen en las películas colombianas solo es en la fase de producción, o también la apoyan en la distribución y exhibición?
Nosotros hacemos gran parte de la inversión por ellos. Y como en toda película, como en Estados Unidos, de la taquilla, el 65% es para el teatro y el 35% es para la película. Primera regla de Cine Colombia, cuando es una película colombiana es 60-40, 40% va para la película. Ya de entrada le estamos dando cinco por ciento más. Además, tiene una escala, que si logra hacer más de 150.000 espectadores, pasa al 41%; así hasta al 43%. Y eso depende del éxito, y el éxito lo mide el público, no nosotros.
Con la campaña que tuvieron con Ruta 90, que iban a distintas regiones de Colombia donde no hay pantallas de cine, ¿qué criterios utilizaron para escoger las películas que allí exhibieron?
Queríamos películas sencillas, que el público disfrutara. Aquí no queríamos educar, no queríamos mandar un mensaje de en qué iba el Proceso de Paz, nada. Que se sentaran los niños y las niñas y salieran allá felices, se rieran y saliera todo el mundo contento. Ese era el objetivo. (Se exhibió El Paseo, de Dago García). Aquí no quería yo llevar cosas complicadas, no se trataba de eso, sino de disfrutar un rato.
¿Ustedes tienen alguna restricción o alguna política para elegir contenidos que no muestren violencia?
No.
En particular por el tráiler del documental ‘No Hubo Tiempo para la Tristeza’, del Centro de Memoria Histórica, que ustedes decidieron no pasar.
Eso es distinto, porque eso no es una película. Eso era un documental para que la gente viera antes de que comenzara la película. La gente no está pagando para eso. Me explico, yo estoy dando una película de Quentin Tarantino donde matan mil millones de personas, eso es una película de Tarantino que usted quiere ir a ver, usted me pagó por ver a Tarantino y por ver matar mil millones de personas, pero que además de eso le ponga un documental anterior de una serie de cosas de guerra, de Colombia, eso sí emberraca a la gente. es que yo no vine a pagar eso, quiero es precisamente alejarme de eso y ver otro tipo de violencia, quiero ver a Tarantino, ver cómo matan mil millones de personas, yo no vine a ver cómo explotan el avión de Avianca. Eso es muy delicado.
Ese tipo de contenidos son muy sensibles en un país como el nuestro, pero ¿ahí hay una decisión de ustedes como empresa?
Claro, es que esa sí es totalmente privada y es muy sencilla. Lo que nosotros hacemos en los cortometrajes es que nosotros aquí no queremos ni educar, en lo posible que deje un mensaje positivo y eduquemos. En lo posible, pero nuestra función en ese cortometraje no es ni educar, no es poner temas controversiales, no es mostrarle al público temas que estén sucediendo en Colombia de tipo político, económico o de esa índole. Es mostrar un cortometraje sencillo, bonito y ayudar a que los cineastas colombianos cada vez estén creciendo más porque nosotros les financiamos los cortometrajes.
A propósito de los cortometrajes, ¿cómo es el proceso de selección para los cortos que ustedes pasan al inicio? Si yo soy un productor de un cortometraje y lo quiero mostrar, ¿qué tengo que hacer?
Usted me llama, viene acá, nos lo muestra. Si nosotros lo consideramos apto, nos parece interesante, lo compramos. Si no nos parece interesante y no es acorde con las políticas, no.
¿Pero entonces nunca hay un proceso o una convocatoria para elegir el corto?
No. Va a haber una con la nueva ley, con el Ministerio de Cultura, donde ellos tienen que avalar los cortos. Van a tener un banco de cortos, donde nosotros tendremos que ir y adquirir los derechos. Va a cambiar eso un poco, pero hasta el momento era contacto directo con Cine Colombia.
¿Todos los títulos colombianos tienen estreno en algún teatro de Cine Colombia?
100%. Nosotros nunca vetamos un título colombiano, no hay ninguna duda. Puedes certificar que el 100% de las películas colombianas nosotros las exhibimos; un número importante las distribuimos; y otro número importante, invertimos y distribuimos.
¿Por qué pasa que en las salas más concurridas, hay muy pocas opciones, muy pocos títulos para todas las salas que tiene el multiplex?
Si eso sucede, es porque no hay nada más que poner en cartelera. Nosotros tenemos complejos de 14 pantallas, ¿cómo hago yo para poner 14 películas por cada uno? Es imposible.
No 14, pero bueno, poner tres que son de las más conocidas, pero ¿por qué no poner en una un contenido diferente, así sea en un solo horario?
Lo hacemos, pero ponemos en orden de importancia o en orden de facturación. No se trata de poner el título por ponerlo. Nosotros podemos poner un título colombiano aquí, o uno de arte aquí y otro acá, pero si nadie va a ir, no los voy a poner. Es que eso es cuantificable. Por ejemplo, si nosotros tenemos seis títulos para poner en pantalla, ¿cuáles vamos a poner? Los seis que más facturan, por obvias razones, sale el que menos factura. A mí me tiene sin cuidado si es colombiana, si es internacional, si es de un estudio de Hollywood, si es independiente. Pero si está bordeando la cifra dos películas, yo prefiero dejar la colombiana porque me interesa mucho apoyar y no tiene el impuesto.
¿Cómo hacen la división entre cine comercial y cine alternativo?
La experiencia ya le dice a uno si es cine alternativo o no. Eso en nada afecta la salida de la película. Puede ser una película de contenido alternativo, pero decidimos sacarla más amplia. Es decir, le damos Unicentro, Gran Estación.
¿En cuántas películas colombianas invierten por año?
En el 2016, por ejemplo, invertimos en cuatro películas. Invertimos más de 600 millones de pesos, todos los años, desde el 2003 hemos invertido en películas. El mensaje que quisiera dejar, es que lo que más nos interesa a nosotros (invertir en las películas colombianas), por la inversión, distribución o exhibición; si es inversión, cómo así que yo compro algo para matarlo, no tiene lógica; si voy a distribuir algo es porque creo en el producto, si no por qué lo voy a distribuir, yo escojo muy bien qué voy a distribuir; y si la exhibo, a mí me va mejor con esa película que con la de un estudio de Hollywood, por el tema de la exención de impuestos.
Usted me decía que el interés de Ruta 90 es que la gente se divirtiera
El interés es llevar el cine a donde nunca había tenido la posibilidad de llegar. Ese es el objetivo primordial, y estando allá, tener una película que una a la familia y que genere un bienestar, que la gente salga satisfecha.
Claro, porque me decía que no les va a mostrar un contenido más complicado
Sí, porque si nunca han visto cine, mal haría yo en llevarles una cosa para que digan yo no vuelvo a ver ese ladrillazo. Si una película de arte, por naturaleza, si es fuera de Bogotá, Cali, Medellín, hay dolores de cabeza para que la gente vaya. No me van ni en Bucaramanga, ni en Barranquilla, ni en Cartagena, ni en Manizales, por Dios qué voy a hacer yo en estas poblaciones.
Sí, pero ¿tienen algún programa, así no sea Ruta 90, para apoyar este tema de formación de públicos?
Por ahora queremos es que disfruten de nuestro cine, que vean una película como la pueden ver en cualquier otra ciudad y más adelante pensamos en eso.
¿Por qué cree que en el país la asistencia a cine nacional no supera el 8% y pasa algo similar en Latinoamérica?
Yo creo que las películas que se hacen son muy locales, reflejan algo que pasa en la idiosincrasia nacional, más no son películas con el objetivo de viajar, de tener contenidos universales. Con eso tiene que ver.
¿Entonces es un problema más de los contenidos que se están ofreciendo?
Yo no tengo la menor duda. Es que uno no debería por qué ver una película, y decir, ah esa es italiana, sino es una excelente película y después de eso sí ver quién la hizo. Ah eso lo hizo un productor rumano, sobre una situación que se presentó allá, una situación universal.
¿Cómo les ha ido con los conciertos y los otros contenidos alternativos en cine?
Muy bien. Eso es un nicho de mercado muy interesante y ha funcionado sumamente bien. Tiene su nicho. En todo el año no llegan a los trecientos mil espectadores, pero es un nicho de mercado muy consistente, muy fiel y cada producto tiene su mercado. La ópera, el teatro, el ballet, las exposiciones de los principales museos y artistas del mundo.
¿Netflix o las nuevas plataformas no han afectado la asistencia a cine en el país?
Yo creo que aquí falta mucho en Colombia porque el ingreso per cápita es muy bajo. Nosotros estábamos en 0,3 per cápita. Es decir, por cada habitante se vendían 0,3 boletas. Ya estamos en uno y medio. Los países desarrollados estaban en 5 y en 6. Mientras que ellos están bajando, en relación a todo esto, nosotros seguimos subiendo porque estábamos muy bajitos. Nosotros perfectamente podríamos llegar a 90 millones, 120 millones de asistencia a cine. Sigue habiendo mucho potencial.
En esa medida, ¿tienen planeado seguir abriendo salas?
Es más, en este momento estamos construyendo unos 11 múltiplex, 100 pantallas de cine en construcción. El viernes abrimos en Cali un nuevo complejo que es el más moderno de Colombia, no hay nada que se le parezca.