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Fatboy Slim: “Grabar discos no es algo que me emocione”

El veterano DJ Fatboy Slim, pionero del llamado «big beat» junto a The Chemical Brothers y responsable de aupar la electrónica a la parte superior de los carteles, aterriza el próximo sábado en España como protagonista precisamente de uno de ellos, el del Motor Circus, codo con codo con su «amigo» Iggy Pop.

«Después de 30 años en este negocio grabar discos no es algo que me emocione especialmente», reconoce a Efe el británico, que no ha dejado de girar con sus cachibaches por todo el mundo, pero que desde la publicación de «Palookaville» (2004) y de su proyecto con David Byrne («Here lives love», de 2010) no ha vuelto a lanzar un álbum a su nombre.

Él, llamado realmente Norman Cook (Bromley, 1963), argumenta que será cosa de la edad y, ya más en serio, que el grueso de su discografía lo facturó en una época en la que estaba prácticamente radicado en Londres. «Pero ahora los DJ no paramos de viajar, no hay tiempo para grabar», apostilla.

Corrían los años 90 cuando se plantó allí, en la capital británica, para conocer a unos tipos de los que le habían hablado porque seguían «unos planteamientos musicales similares» a los suyos. Así entabló relación con Tom Rowlands y Ed Simons, más conocidos como The Chemical Brothers. «Para mí fue como conocer a unos hermanos perdidos», asegura.

Publicó entonces su primer disco, «Better Living Through Chemistry» (1996), con el que ayudó a cimentar la exitosa corriente del «big beat», «solo otra permutación de la electrónica», apunta antes de añadir que «fue una especie de eslabón entre el ‘house’ y el EDM (electronic music dance), algo más comercial y menos purista», con elementos de punk y hip hop.

Cook, no obstante, ya había conocido la fama en los años 80 como miembro de Beats International, que tuvieron un número uno en Reino Unido llamado «Dub be good to me» y antes incluso con la banda de rock The Housemartins, que también coronaron las listas con «Caravan of love».

Esa experiencia con un grupo de música no electrónica influyó en su manera de procesar los pulsos digitales, reconoce ahora, pues sus primeros discos «mantienen esas estructuras de estrofa-estribillo-estrofa-estribillo».

Amante de los sonidos negros («las cajas de ritmos permitieron que los blancos pudiéramos hacer música negra sin que pareciera que lo intentábamos», afirma), revela que para su carrera en solitario escogió homenajear a los viejos artistas de blues. Así, tras Memphis Slim o Bumble Bee Slim, llegó Fatboy Slim, un oxímoron en realidad («slim» significa delgado en inglés y «fatboy», muchacho gordo).

Forjado en el «underground», cuando la electrónica era aún un estilo musical sospechoso muy vinculado con la química y los clubes nocturnos, Cook se presenta este fin de semana en el Puerto de Santa María (Cádiz) como coprotagonista del Motor Circus, todo un ejemplo del cambio de estatus operado en los últimos años para este tipo de artistas.

«Hace quince años participé en unas conferencias en Miami y me encontré a Iggy Pop en el backstage. Le pregunté que qué hacía allí y me dijo: ‘He venido a verte a ti'», cuenta como forma de ilustrar ese salto entre unos y otros músicos.

Desde entonces se convirtieron en «amigos», han grabado juntos incluso y ambos figuran como grandes cabezas de cartel de una cita que también incluirá la música de Love of Lesbian, Crystal Fighters o The Zombie Kids, antes de rematar la jornada con su show.

«Cada vez que viene un DJ joven a pedirme consejo, le digo: ‘Mira al público’, porque es muy fácil, sobre todo entre tanta tecnología, centrarse solo en los botones. Pero un buen DJ es el que se comunica con su audiencia: los anima, reacciona ante sus estados de ánimo y los redirige… Establece una conversación», apostilla Cook, que en su próximo proyecto abordará la banda sonora de una película.

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