Con una novedosa e impecable versión de Adriana Marín y Juan Diego Arias, bajo la dirección de Miguel Diago y Ricardo Camacho, reconocida figura y toda una autoridad en las tablas y la dramaturgia en Colombia, la Fundación Teatro Libre hace su aporte a esta iniciativa del Ministerio de Cultura y W Radio Colombia con la obra, ‘En este pueblo no hay ladrones’.
La cita es el próximo jueves 15 de diciembre en el Teatro Libre de Chapinero, a las 8:00 p.m. Con la compra del bono de apoyo ($30.000), ya se hace parte de este gran proyecto para reconstruir el Teatro César Condo Ferrer.
La promoción de las artes como un espacio transformador, de participación incluyente, vehículo de comunicación, reflexión y diálogo, creador de valores y nuevos imaginarios, ha sido el principal objetivo del Teatro Libre, y este es el motor de su vinculación a la campaña #TodosPorElChocó con una función exclusiva, donde el recaudo será donado en su totalidad a la reconstrucción del Teatro César Condo Ferrer.
Cuna de destacados talentos en diferentes expresiones artísticas y con todo el potencial para contar con una escena cada vez más diversa, prolífica y encantadora, el Chocó reclama un espacio en las mejores condiciones para continuar con sus procesos creadores y de construcción de país, y todos pueden ayudar.
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Macondo es el universo literario que encierra la obra de Gabriel García Márquez, el mismo universo del que hace parte ‘En este pueblo no hay ladrones’, que en ésta, su versión teatral, toma como centro de atención la culpa compartida entre Ana y Dámaso. En la versión de Adriana Marín y Juan Diego Arias la trama del cuento se entrelaza desde la escritura con historias, temas y personajes de la novela ‘La mala hora’; lo que conlleva a que la obra sea un producto independiente del cuento y que el desenlace resulte inesperado para el público.
En cuanto a su propuesta escénica y artística, hay una inclusión del lenguaje multimedia en la que los personajes interactúan con proyecciones de video que se asemejan a las películas de la década de los 50, de manera que esta pieza teatral navega entre lo clásico y lo contemporáneo. Así mismo, para la preparación del montaje, los actores principales hicieron un trabajo de campo en Sucre (subregión de La Mojana), la población donde sucedieron los hechos que inspiraron a García Márquez. Esto se hizo con el fin de que la puesta en escena mantuviera la atmósfera del cuento original.