Hacia las 10:00 a.m., un asistente asiduo al Comic Con decía que no había casi gente para ser el primer día. Sin embargo, parece que los fanáticos hubieran oído sus palabras y media hora después, uno de los pisos, en el que hay todo lo que un fanático de cómics, series y películas ha soñado tener, se llenaba.
Según dicen, el Comic Con de Nueva York no es tan grande como el de San Diego. Ese es el mito, pero lo cierto es que miles de personas asisten a este evento, en el que es imposible caminar y no estrellarse con alguien. Para mí, una aficionada a las series y películas, es increíble estar en un lugar como este. Sí, lo admito, camino por los pasillos del Javits Center con la boca abierta. No me siento orgullosa, y la verdad es algo incómodo, pero es imposible no sorprenderse con todo lo que hay, y más bien me concentro en no morderme la lengua. Un Gizmo mediano, un Chucky gigante, un ewok colgando de un stand y cientos de fanáticos, de todas las edades, disfrazados, me emociona y hacen que me vuelva una geek completa, que vuelva a mi infancia. Después de una hora de estar en Comic Con, me vi tomándole fotos a todos aquellos que se vestían como sus personajes favoritos, felicitándolos por sus disfraces y emocionándome cuando encontraban a otro fanático de su película o serie favorita.
Tengo que admitir que ha pasado un día y todavía no sé muy bien por dónde empezar. Hay tanto para hacer, hay tanto para ver, que es imposible seguir el plan que me tracé días atrás. Pero creo que este es el encanto de este tipo de eventos, dejarse llevar, mezclarse con la gente y entrar en el ritmo del Comic Con.
Cuando por fin parecía que estaba ubicándome en este festival, que creía estarle cogiendo el ritmo, vi a Adam West. Sí, el Batman de la serie de los años sesenta estaba ahí para que los fanáticos lo vieran de cerca (para los bajitos, en esta tierra de gigantes, no es fácil, pero se logró) y promocionar Batman: Return of the Caped Crusaders , una nueva película animada para la que prestó su voz, junto a su eterno compañero, Burt Ward, que será Robin. Sí, muchos podrán decir que Christian Bale es un gran Batman, pero para mí, West es el mejor y esta nueva serie promete satisfacer las expectativas de los melancólicos.
Después de la emoción de ver a este actor de 88 años (no, no estaba disfrazado, él solo prestó su voz), vino la presentación de un capítulo de El exorcista, en el Manhattan Center. Para los que no sabían, este año se estrenó una serie, y una de las protagonistas es Gena Davis (Beetlejuice, 1988), quien también estuvo para los fanáticos y prometió una temporada “con muchos exorcismos, de principio a fin”. Por lo que se alcanzó a ver, no solo habrá exorcismos, sino uno que otro espectador que no podrá ver un capítulo completo por la impresión que le causará, pero al que también le será difícil despegarse de la serie.
Además de estos dos éxitos, también se presentó Impractical Jokers, la serie en la que cuatro expertos en bromas trabajan en lo que más les gusta: burlarse de desconocidos; por otro lado Hasbro mostró los nuevos juguetes de Star Wars; y Nickelodeon presentó el tráiler de Legends of the Hidden Temple, la película basada en el juego de los años noventa, en el que los concursantes tenían que pasar algunos obstáculos y contestar preguntas sobre historia. Otra serie para melancólicos.
Así fue el primer día del Comic Con Nueva York, al que no le he podido coger el ritmo, pero en el que encontré a un Obi Wan viejo abrazando a uno más joven, y en el que espero seguir caminando con la boca abierta y olvidando los planes que me tracé, porque cuando se vuelve a ser niño, se vive cada minuto sin pensar en el siguiente.