Si algo ha caracterizado a los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020 es la polémica, para muchos son los más polémicos de la historia. Un año de retraso obligado debido a la pandemia del Covid-19 y el osar a realizarlos cuando la misma no ha terminado, obligando a no tener público en los escenarios.
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A estas cuestiones se sumó un hecho que generó controversia y molestia en algunos. Los organizadores han dejado claro que estos son los juegos de la igualdad y con ello buscaron inclusión y paridad entre sexos.
Como parte de esa inclusión apareció en competencia por primera ocasión en unas olimpíadas una atleta transgénero.
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De Gavin a Laurel Hubbard
La levantadora de pesas neozelandesa Laurel Hubbard, de 43 años fue la primera persona en haber cambiado de sexo, tras un proceso de reasignación que comenzó en 2012, que participó de unas justas olímpicas.
Antes conocido como Gavin Hubbard, hizo su aparición en la categoría de +87 kg de la Halterofilia, como la más veterana de su disciplina.
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Laurel Hubbard cumplió con lo establecido por el Comité Olímpico Internacional (COI) que permite la transición al género femenino si cumple con que sus niveles de testosterona estén por debajo de 10 nanomoles por litro durante al menos 12 meses antes de la competición.
La admisión de deportistas trans en las pruebas femeninas es contemplada con recelo y con oposición, por algunas asociaciones de mujeres. El presidente del COI, Thomas Bach, ha señalado que Hubbard se ha clasificado según la actual normativa, aunque esta se revisará «para establecer unas guías de actuación tras consultarlo con las distintas partes».
Ese inconformismo generó críticas de otras atletas de la disciplina, como la belga Anna Van Bellinghen, que sentenció que «esta situación en particular es injusta para el deporte y los deportistas. Es una broma de mal gusto».
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