Deportes

“Los dirigentes son misóginos, ellos no quieren al fútbol femenino”: Carolina Rozo, exfisioterapetuta de la selección Colombia femenina Sub-17

Tras las denuncias de maltrato laboral y acoso sexual relacionadas con la selección femenina de fútbol que se registraron en 2019, la precariedad es aún la regla en las condiciones de las futbolistas. Las protagonistas siguen dando la pelea para tener una liga profesional, para que la dirigencia asuma responsabilidades y compromisos, y para cortar con la espiral de silencio. Carolina Rozo, una de las voces que se atrevió a denunciar, habló con La Liga Contra el Silencio. Hoy miércoles 12 de febrero el entrenador Didier Luna aceptó cargos ante la Fiscalía para evitar ir a la cárcel.

Carolina Rozo tiene 230 páginas escritas. Allí describe los hechos que la llevaron, en febrero de 2019, a hacer pública la denuncia por acoso sexual ante la Fiscalía contra el extécnico de la selección femenina de fútbol sub-17 Didier Luna, quien este miércoles 12 de febrero luego de un largo proceso, aceptó los cargos por acoso sexual ante la Fiscalía.

PUBLICIDAD

La Liga Contra el Silencio destapó por ese entonces el escándalo, que retomaron otros medios nacionales e internacionales y que escaló a esferas fuera del fútbol en Colombia para cobrar explicaciones de la dirigencia. La escritura le ha servido a Rozo como una suerte de catarsis y como un medio de reconstrucción emocional.

Mencionar el nombre de quien señala como su agresor, por ejemplo, le cuesta trabajo. Pero no duda en reprochar que siga siendo premiado por la Federación a pesar de que tiene un proceso abierto en la justicia.  Luna fue certificado en noviembre pasado por la Federación de Fútbol para entrenar niños y niñas.

La fisioterapeuta de 35 años, que se vio obligada a dejar el fútbol, ahora cursa una maestría en Gerencia Deportiva. Recibió a La Liga en un café de Teusaquillo, en Bogotá, para hablar de su situación, así como de otros casos que ha conocido, y del incierto panorama del fútbol femenino en Colombia, uno de los países aspirantes a acoger la sede del próximo mundial de mayores en 2023.

La Liga: ¿Cómo se siente después del acuerdo con la Fiscalía?

Carolina Rozo (CR): Me siento tranquila. Luna pidió disculpas públicas. Que esta persona haya dicho ante la justicia, ante el juez, que lo que yo denuncié y que sucedía en la Federación es verdad, es como una victoria. Esto debe dejar un precedente para las mujeres, para el deporte y para animar a las personas que estén en una situación similar a insistir. Ahora recuerdo cuando yo salía destrozada de las reuniones con el abogado y el Fiscal porque me sentía ‘pordebajeada’, pero volvía y cogía ánimos porque yo sabía que era verdad y esto no lo pueden seguir viviendo las jugadoras.

En las denuncias que hizo el año pasado incluía amenazas que recibió. ¿Ha habido otro episodio como ese?

PUBLICIDAD

No. La única fue unos días o semanas antes del mundial de Rusia 2018. Recuerdo que recibí una llamada del que era mi jefe y hasta ese mundial fue el médico de la selección de mayores, el doctor Héctor Carlos Ulloa. La llamada, en un tono agresivo y amenazante, era para averiguar si yo había interpuesto la denuncia por acoso, de la cual ya tenían noticia en la Federación. Me amenazó con que ya había gente de la Federación investigando de quién se trataba y que en pocos días se sabría (…) Él estaba preocupado porque fue él quien me invitó a trabajar con la selección sub-17 y según sus palabras no quería que lo hiciera quedar mal.

¿Qué pasó después?

Empecé a recibir correos de la Federación Colombiana de Fútbol informándome que iban a abrir una investigación disciplinaria. Al mismo tiempo comenzó el proceso en la Fiscalía. Pero resulta que en la tercera audiencia, donde ya se sacan las pruebas, y se manifiesta quiénes van a ser los testigos, uno de los testigos estrella del señor Luna era el señor Álvaro González Alzate (presidente de la rama aficionada del fútbol colombiano, la Difutbol). Es decir, querían llevar un juicio disciplinario interno de ellos como Federación, por un lado, y al mismo tiempo participar como testigos del agresor ante la justicia, por el otro. Entonces, yo mandé una carta indignada por esa situación. Con la fiscal que está llevando el caso y con el abogado llegamos a la conclusión de que la Federación realmente no quiere apoyar el caso ni a la mujer como tal. Ellos querían entrevistarme a mí, pedirme pruebas y sacarme información para poder ayudar al agresor.

¿Álvaro González Alzate se comunicó con usted en algún momento?

No. Yo lo conocí personalmente en marzo del año pasado, en la Vicepresidencia, cuando se firmó el pacto por la transparencia y la protección de los niños y las mujeres en el deporte colombiano. Los directivos de la Federación quedaron muy sorprendidos cuando yo llegué a la reunión. Recuerdo que la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez le preguntó a Ramón Jesurún y a Álvaro González Alzate si me conocían. Dijeron que no, pero estaban muy asombrados. Cuando termina esa reunión, ellos salen a dar la rueda de prensa, luego regresan, y yo estaba esperando en el salón cuando el señor González Alzate se acerca para despedirse y me alcanza una tarjeta y me dice “le tengo ya listo el puestico en la Federación”.

¿Y usted qué le respondió?

Después de pasarme la tarjeta me dijo: ‘hazme un favor, pásame una tuya’. Y le dije que, como era obvio, yo no manejaba tarjetas. ¡En la Federación de Fútbol nunca firmé contrato alguno ni tuve vínculo laboral formal alguno! Y ahí es cuando me dice con total prepotencia: ‘eh, mira, llámame para saber qué vamos a hacer, para tener una cita y para que sepas que ya tienes lista la silla en la Federación”.

¿Ha habido acompañamiento de los dirigentes del fútbol en este proceso? 

Mira, nosotras estamos haciendo unas mesas de seguimiento a todo esto, que ha impulsado el Defensor del Pueblo, Carlos Negret, con la defensora de Género, Diana Rodríguez. Han participado el Ministerio del Deporte, el Bienestar Familiar. En cambio la Federación Colombiana de Fútbol ha sido citada dos o tres veces y nunca ha ido. No han mandado siquiera a un emisario. ¡Al Defensor le parece una falta de respeto! Es que desde diversos frentes están muy preocupados y quieren generar apoyos para la mujer y para el fútbol colombiano. La idea es que no haya más casos de estos dentro del deporte.

¿El desinterés de los directivos en el fútbol femenino no ha variado?

Ellos son misóginos, ellos no quiere al fútbol femenino. Para la muestra ahí está el informe de ACOLFUTPRO sobre la liga del año pasado: el pésimo estado de las canchas, la desorganización, la precariedad en los sueldos. Este año les dicen que sí, que sí va a haber liga, pero las pobres niñas están pensando que las van a embolatar, que la única opción es irse al exterior.

¿A raíz de sus denuncias se han acercado más jugadoras con historias sobre acoso sexual que aún sean desconocidas?

Sí. Y en el arbitraje mucho más. Después de hacer esa denuncia pública, llegaron muchas que sienten temor de salir a denunciar y a mostrar su rostro porque viven para el fútbol y para el deporte. Por ejemplo, una de mis testigos ante la Fiscalía. Ella también fue acosada por ese señor (Luna) en el 2001 en la Liga de Bogotá.

¿Cómo fue ese caso?

Ella me contactó en el Gimnasio Moderno en un evento que se llamó ‘Un gol al machismo’. Ese día cuando termina el evento, se me acerca y me comenta llorando y temblando que había sido víctima de Didier Luna. Y que le había pasado una serie de situaciones con él cuando trabajaba en la Liga de Fútbol de Bogotá. Una vez, estando en un campeonato fuera de Bogotá, el señor Luna entró pasado de tragos a su habitación e intenta forcejear con ella. Trató de sobrepasarse. Ella tiene más testimonios de otras mujeres que en esa misma época tuvieron episodios del mismo tipo con el mismo personaje.

¿Y en el arbitraje qué está pasando?

En el arbitraje es increíble. Encontré un caso… Obviamente nos hemos relacionado con Carolina Falla o el árbitro Harold Perilla, por las denuncias de los dos. Yo creo que si el fútbol está mal, el arbitraje está terrible. Conozco tres casos distintos de niñas que se estaban formando para arbitrar y fueron abusadas por árbitros profesionales o mayores que ellas. Una vive en Boyacá. Otra en Villavicencio, ella ya tuvo incluso un hijo fruto de un abuso. Yo he entrado en contacto con ellas porque lo que estamos haciendo con la Alta Consejera Presidencial es tratar de reunir la mayor cantidad de casos posibles para afrontar y empezar a armar el rompecabezas de todas estas mujeres que han sufrido violencia dentro del deporte colombiano.

Pero las afectadas no son solo mujeres…

Así es. Ya ha habido denuncias formales de hombres en contra de árbitros reconocidos, que han sido árbitros FIFA, como Óscar Julián Ruiz o Ímer Machado. Por lo que me han contado personas muy allegadas al entorno, ellos son los que manejan todo el tema del arbitraje. Ese es un medio de poder, violencia y corrupción que les da campo para chantajear a los árbitros más jóvenes que vienen en camino, y que anhelan con llegar a pitar a nivel internacional como ellos. Y el que habla o se queja, se queda estancado. En el arbitraje se mueve mucha cosa oscura y fea.

A pesar de toda la atención mediática, ¿considera que aún hay temas que no se han tocado?

Por ejemplo, me parece que el tema del homosexualismo en el fútbol es un tema silenciado. A pesar de escándalos recientes como el de las boletas, yo siento que los dirigentes del fútbol aún tienen forma de silenciar algunos temas como el amaño de partidos o la corrupción. También es cierto que mucha gente vive del fútbol y se sabe que si hablas te acaban. Imagínate, si uno de mujer no accede a los caprichos de unos señores que se sienten poderosos, de acostarse con ellos, de sentarse en sus piernas, de salir con ellos, entonces te vas. Yo misma estoy hoy vetada en el fútbol colombiano. A mí no me quieren ver ni en pintura en ese medio.

¿Tiene algún ejemplo concreto para sustentar lo que afirma?

Yo tenía una compañera fisioterapeuta que estaba con la Liga de Bogotá y por sacarse una foto conmigo la sacaron, le terminaron el contrato. Es más, ella también alcanzó a conocer a Didier Luna desde la Liga de Fútbol de Bogotá y el IDRD (Instituto Distrital de Recreación y Deporte). Cuando se hizo pública mi denuncia, ella me contó que Didier Luna había sido también muy pesado con ella. Y ella me decía ‘ese señor no me quiere, ese señor es bien fuerte’. A raíz del problema mediático, el tipo la empezó a llamar para pedirle el favor de que lo ayudara a hacer un video hablando bien de él, que fue el tal grupo que sacaron algunas jugadoras con el hashtag #PorTuBuenNombre. Ella le dijo que no.

¿Le gustaría regresar a trabajar algún día en el fútbol colombiano?

Sí, pero entre mis planes ya no… (lo piensa unos segundos) ya no siento que vaya a ser como fisioterapeuta o en la parte de atención a los jugadores, sino más bien como en la parte de dirección o administración deportiva. Es que desde ahí está mal el fútbol. Funciona como una dictadura donde se manejan muchos egos y mal ambiente. Lo que ve la gente en televisión o en el estadio al ver jugar a su equipo, o a la selección, es muy diferente a lo que uno vive como profesional y trabajando con ellos. Detrás del escenario todo es diferente.

PUBLICIDAD

Tags

Lo que debe saber


Lo Último