Desde ese universo paralelo, y para lelos, en que se ha convertido el set de nuestro Aló Presidente local, el presidente Duque no ha logrado entender, ni mucho menos dimensionar, la realidad del país.
Insonorizado, alejado del mundanal ruido que muestran los demás medios y las redes sociales, el presidente parece conectarse con el país que gobierna únicamente por los reportes de Semana y de RCN televisión, que hablan de un país que celebra sus decisiones y le aplauden hasta sus más evidentes yerros. No ayuda a la situación que sus consejeros no sean más que una corte de «Yes Men», y que quienes deberían controlarlo y limitar su poder hayan sido hasta hace apenas meses actores de reparto en el show de las 6 de la tarde.
Tal vez por esa incapacidad de asomarse a la ventana no ha visto aún la crisis social generada por la reforma que redactó y defendió el actual Ministro de Comercio ante la cobardía del anterior Ministro de Hacienda; no ha visto tampoco que el momento de solucionarla mediante una conversación con los partidos políticos se agotó cuando desde el otro extremo de su antejardín ellos mismos le solicitaron retirarla antes, pero no escuchó. Ahora busca un pacto entre caballeros que le limpie la cara y que apacigüe el malestar social sin incluir a quienes están en la calle protestando.
Claro, para incluirlos tendría que considerarlos en alguna manera legítimos, pero como han demostrado él y su ministro que pasó de cuidar niños a bombardearlos, parece que el gobierno no ha notado aún que los vándalos no son el fenómeno, sino una minúscula expresión de este, y que incluso si lograran detener todo el vandalismo, quedarían aún miles de personas en las calles y miles de exigencias en la agenda.
Mientras tanto, desde su partido, Congresistas y excongresistas se dedican a aupar a las Fuerzas Armadas, para que el conteo que ya sobrepasa los 20 muertos y los 89 desaparecidos siga creciendo, tal vez con la intención de que un nuevo río de sangre pueda llevarlos a los mismos puertos a los que llegaban con ríos de sangre anteriores.
Y mientras en las calles la gente sigue exigiendo, y muriendo por exigir, seguramente en la Casa-estudio de Nariño emplean todos sus esfuerzos en elegir a los invitados de esta tarde al talk show; quizás, en lugar de Vinasco esta vez estén buscando invitar a Helmut Bellingrodt para que desde su experiencia olímpica comente la maestría y precisión con la que las fuerzas del orden le disparan a civiles desarmados.
Juan Camilo Dávila / @elcachaco