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¿Anarquía?

Yo que no pertenezco, yo que soy “intelectual entre no intelectuales” y “no intelectual entre intelectuales” y “loca entre cuerdos» y «cuerda entre locos” durante años me di permiso a la cobardía y no decía abiertamente que soy anarquista. No admitía públicamente que no creo en cómo funciona el estado de derecho y que obedezco a un sistema que desprecio únicamente porque no tengo opción. Y lo hago en contra de mi voluntad, a razón de leyes que de no cumplir perdería la libertad para ayudar a que el pensamiento se haga acción y la revolución urbana, popular e intelectual al fin florezca. No podría seguir trabajando por un país putamente libre desde el principio ético del feminismo de no obedecer “a lo que toca”.

Necesito contarte a ti, que me lees, que no existe nada más lejos de la realidad que aquello que dicta que anarquía es caos. Por años fui una anarquista de closet, porque no quería asustar a la gente que me rodeaba, porque me avergonzaba de no pocos grupos en Colombia que se dicen anarquistas y no son más que una manada ávida de violencia tratando de justificar sus estupideces. Hoy les escribo para manifestarles que nunca sabré de qué anarquía hablan acá en Colombia, que lo único que he visto es una cantidad de gente hablando de lo que no conoce, que la izquierda y la derecha han dejado caos, dolor, guerra y muerte en la humanidad, mientras la anarquía ha dejado escuelas, universidades y ha rehabilitado pueblos y ciudades perdidas en diferentes naciones, al margen del partidismo y todo patriotismo idílico.

Y dicen muchas de tantas canciones estúpidas que la anarquía es violencia animal e irracional y la gente que se niega a leer y le encanta tragar entero todo ha creído en eso. Mi deseo de hoy es que tú que me lees puedas entender que el anarquismo lleva en la memoria humana más tiempo que el punk.

El anarquismo fue y es una propuesta que favorece a la vida, por tanto, no es servil al sistema instaurado. Es una propuesta que afirma el individualismo, es una idea de autogobierno sin la necesidad de un Estado; es una esfera en donde se pueda tejer una sociedad libre en donde cada quien sepa lo que tiene que hacer sin perjudicar a otras personas.

El punk abrazó esta ideología y la hizo parte de su quehacer político y su estética. El Punk nace de un grupo de jóvenes de clase obrera despreciando todos los “valores” y normas de una clase explotadora en un tiempo de no futuro. Esto no es incoherente con el anarquismo, sin embargo, todo eso se rompe y se cae cuando John Ritchie, mejor conocido como Sid Vicious, amanece al lado del cuerpo sin vida de Nancy Spungen y además es absuelto socialmente y venerado como héroe, mientras ella es descrita como una loca.

Cuando se hacen búsquedas de esta historia no se hace más que romantizar un escenario de violencia, amor punk, o “la groupie loca que arruinó a Sid”. Esto puede que sea punk para algunos que entendieron lo que les servía o lo que a su conveniencia quisieron entender, pero nunca será anarquismo. La vida de estos dos no es en ningún remoto caso una “vida anárquica” como la prensa y los medios de comunicación lo han querido mostrar para su marketing.

El vicio, la violencia, la autodestrucción sí son, en efecto, síntomas de un sistema profundamente enfermo, una manera de lidiar con él o un negocio hipócrita entre el Estado y el mercado en el que han vuelto a caer los “libertarios (as) moderno (as)”, que en realidad no son más que presos.

Hay punks que son anarquistas y anarquistas que son punks, esa es una realidad. Lo que tiene que quedar claro es que el macho golpeador no es, ni ha sido un anarquista y no le será permitido mancillar el nombre de un movimiento que le costó a sus mujeres y hombres en el continuo cuestionamiento de sus privilegios, la deconstrucción y construcción de las relaciones humanas, el exilio, la tortura, el asesinato, el estigma y la desaparición de la existencia y de su historia.

El anarquista o la anarquista sí que sabe lo que quiere y sus fines son coherentes con sus medios, en eso se basa su máxima de libertad: en no atentar contra la libertad de alguien. Definitivamente, la anarquía tiene un único objetivo y es quebrar yugos, lo cual ha sido opuesto al de destruir. Anarquismo es experimentar en el cuerpo ejercicios intelectuales y afectivos que nos permitan trascender, es ser consciente de que se nació en un mundo de mierda y aun así no resignarse a morirse en él sin haberlo limpiado. He conocido en el mundo del punk gente que ha hecho estos ejercicios, y en nombre de ese compromiso que han ejercido con el lugar social que les tocó ocupar, les pido no callen antes situaciones de violencia, ni justifiquen estas acciones sobre el cuerpo de otra persona.

Agradecimientos: A Olga Lucia Molano, antropóloga tesista de la Javeriana, Lingüista. licenciada en lenguas, poliglota y profesora del magisterio. Miembro oficial del grupo interdisciplinario de pensamiento y acción de feminismo Artesanal, por todas nuestras discusiones sobre anarquía, feminismo y sociedad.

No se pierda la entrevista con Daniel Samper Ospina:

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