Villa de Leyva te atrapa en siglo XV o XVI. Las casas coloniales, los balcones con macetas cafés, y una que otra rosa, atraen miradas de los visitantes.
La estructura colonial, estilo español, deslumbras los ojos. Realizar un recorrido por sus calles es una especie de viaje en el tiempo.
En los alrededores de Villa de Leyva no es extraño ver desembarcar rubios y blancos, que no son colombianos, de furgonetas.
A penas pisan las piedras, los turistas meten la mano a la mochila, sacan su cámara de fotos y buscan el primer balcón para hacerle una foto.
Por ahí hay cámaras y actores vestidos de la época colonial. No es raro, pues Villa de Leyva ha sido escogida para varias producciones colombianas.
Producciones televisivas
Allí se grabaron El Zorro, Orgullosos malditos y muertos, Pasión de Gavilanes, entre otras producciones de televisión.
En medio de calles de piedra se activa el comercio. En antiguas casas se comercializan artesanías que pueden llegar a costar hasta dos millones de pesos. Deben existir piezas más caras, definitivamente.
¿Qué más hay en Villa de Leyva?
Eso no es todo. Mientras caminas, con la cabeza elevada dejándote envolver por las casas blancas y balcones adornados, hay bares con un estilo ‘bohemio’, por encontrar una palabra.
De esos sitios donde te sientas, bebes o picas algo y te dejas envolver por la música en vivo. Es muy raro escuchar reguetón o salsa; al contrario hay canciones suaves interpretadas con guitarra.
Eso sí, los turistas que saben las canciones corean la melodía del cantante de turno.
‘Cuando dices que te olvide, es que ya me has olvidado’, canción de Andrés Cepeda y entonada por entusiasta cantante con guitarra ‘rompe’ el silencio del lugar. Todos la corearon, otros pocos la aplaudieron al final.
La Plaza donde se encuentra la Iglesia Parroquial es una especie de ‘corazón’ de Villa de Leyva.
Allí es el punto de encuentro para tomar un descanso. Mientras los niños, en cambio, hacen de las suyas persiguiendo palomas.
Otros usan las gradas del exterior de la edificación para tomar un respiro del paseo. Curiosamente, ese fin de semana (24 de febrero) se celebraba una boda en la iglesia del lugar.
Colados -con las cámaras de celular apuntando a la puerta de la iglesia- querían conocer a los novios.
Un grupo de mariachis esperaba con paciencia a la sonriente pareja. Los turistas aprovechaban para fotografiarse con ellos. El conjunto, al estilo de estrellas musicales, aceptaban cada ‘pic’ con los visitantes del sector.
¡Llegó el momento! En medio de aplausos y del grito: ¡Qué vivan los novios! La novia y el novio agradecieron las felicitaciones de los extraños levantando las manos.
A penas salieron de la iglesia , los mariachis empezaron la ‘fiesta’. En medio de un círculo, los esposos coreaban la ranchera ‘Sabes una cosa’ . Mientras tanto, los turistas se contagiaban de esa alegría de los ya esposos.
El atardecer, con viento, se convirtió en una fiesta inesperada. Al final, ya era tiempo se salir de Villa de Leyva. Tras el retrovisor del carro se dejaba atrás el colonialismo de tan especial lugar.
Y es que Villa de Leyva es una especie de lugar atrapado en el tiempo. Por otro lado, ya en la carretera, el verde del campo con casas de adoquín y cemento se convertían en el nuevo paisaje. Terminó el viaje en el tiempo…
Datos relevantes:
- Fue fundada en 1572 con el nombre de Villa de Santa María de Leyva
- Reconocida como Monumento Nacional en 1954
- Su plaza principal tiene 1.4 ha de empedrado
- Villa de Leyva es surcada por tres ríos que provienen de la zona lluviosa y de páramo cercana, estos son el Sutamarchán, Sáchica y Cane que confluyen en el río Moniquirá.