Bogotá

Coronavirus está alejando a la gente de las grandes ciudades

Las familias que tienen la capacidad para hacerlo decidieron ir a vivir las nuevas cuarentenas y restricciones en sus fincas o casas que antes utilizaban para la recreación, y que ahora son sus nuevos hogares temporales, todo en búsqueda de espacios al aire libre y alejados de los focos de la pandemia que hoy son las grandes ciudades

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Medidas como los toques de queda, la ley seca, el pico y cédula y las cuarentenas estrictas donde solo en Bogotá más de 4 millones de personas entraron recientemente en confinamiento obligatorio, trajeron a la memoria los días más crudos de la pandemia cuando entre abril y julio el país vivió la cuarentena obligatoria en todo el territorio nacional.

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Estas restricciones sumadas a otros aspectos como el mayor riesgo al contagio, el tráfico desmedido, la polución, el alto costo de vida, la inseguridad y el clima, entre otros, han hecho que se ratifique una tendencia que ya se vislumbraba desde el inicio de la pandemia y que se facilita gracias a la consolidación del teletrabajo como herramienta adoptada por las diferentes empresas: la búsqueda de vivienda y de amplios espacios al aire libre en zonas rurales que permitan disponer del campo en un entorno más económico por metro cuadrado y realizar actividades lejos de las problemáticas que aquejan a las grandes urbes. 

Las cifras de vehículos que han salido de Bogotá y que no han regresado a pesar de la finalización de la temporada vacacional, por ejemplo, deja ver que las familias que tienen la capacidad para hacerlo decidieron ir a vivir las nuevas cuarentenas y restricciones en sus fincas o casas que antes utilizaban para la recreación y que ahora son sus nuevos hogares temporales, todo en búsqueda de espacios al aire libre y alejados de los focos de la pandemia  que hoy son las grandes ciudades

 Esta tendencia ha cobrado aún más fuerza si se tiene en cuenta que las personas han encontrado en las zonas rurales un espacio de posible resguardo frente a la propagación de la pandemia, y aunque el riesgo de contraer el virus en espacios abiertos no es de cero, sí es más reducido que en espacios cerrados. Estudios como el Qian et. al. sobre la propagación del virus en China, donde se analizaron 1.245 casos de COVID-19, en 318 focos, encontraron que únicamente dos contagios, en uno de los focos, ocurrieron en espacios abiertos. 

“El cambio de mentalidad y las facilidades tecnológicas como el teletrabajo crearon una percepción social que da más importancia a lugares espaciosos cercanos a la naturaleza y al campo donde se puedan disfrutar y realizar las actividades que esta nueva realidad nos quitó», afirma Carlos Soto, gerente del Club Campestre El Bosque, en las cercanías de Silvania, Cundinamarca.

Para este fin y ante la continua búsqueda de las personas por encontrar espacios en las cercanías de las ciudades, tanto clubes como conjuntos residenciales en zonas periféricas de las ciudades están consolidando alianzas estratégicas para ofrecer variedad de espacios que les permitan a las personas gozar con responsabilidad de una amplia gama de posibilidades y evitar así el encierro en las ciudades.

Esto ha dinamizado el mercado de finca raíz en las poblaciones cercanas a la capital de la República, como Cajicá o Chía, cuya accesibilidad a Bogotá las convierte en apetecidas fuentes de un cambio de vida en tiempos de pandemia. La idea parece ser clara: si toca estar encerrados, al menos que sea en espacios de aire puro y con cercanía a la naturaleza.

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Por supuesto, no es una tendencia que se dé solo en Colombia.  Bloomberg escribió sobre cómo habitantes de San Francisco evalúan su costosa permanencia en la ciudad para irse a vivir a ciudades intermedias menos costosas, el diario El País también registró este comportamiento en Madrid basados en tendencias búsquedas en páginas inmobiliarias y The Guardian ha escrito tanto sobre la tendencia de irse de las ciudades como de la necesidad de permanecer y pensar, más bien en la calidad de vivienda y de vida.

“La pandemia acelera procesos que se venían dando desde antes. Por eso, ahora hablamos de la importancia de ‘desdensificar’ Bogotá. Las ciudades de más alta calidad de vida en el mundo son ciudades regionales, como París, Madrid y Londres”, explicó el urbanista Mario Noriega al diario El Tiempo.

“La gente quiere lo que no tienen en Bogotá. Verde, aire, no trancones, encontrar las cosas cerca”, complementa Miguel Traslaviña, director de la Lonja Sabana Centro.

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