Bogotá

¿Pasó o no la prueba? Así nos fue usando taxi inteligente en Bogotá

Cada vez está más cerca la fecha del desmonte del taxímetro en Bogotá y ya son varios los ‘amarillos’ que han empezado a instalar sus tabletas.

Cada vez está más cerca la fecha del desmonte del taxímetro en Bogotá y ya son varios los ‘amarillos’ que han empezado a instalar sus tabletas y las aplicaciones aprobadas por el Distrito para su funcionamiento.

A pesar de los traspiés que ha tenido el proyecto, desde septiembre no hay vuelta atrás y nosotros aprovechamos que se acerca la fecha para contarle cómo nos fue en uno de estos taxis inteligentes.

Nos subimos al taxi inteligente en Bogotá

El servicio lo tomé a las 11:00 a.m., un martes, en la carrera 10 con calle 10, corazón de Bogotá, y el conductor que me recogió fue Manuel Guillermo Garcés, según él, uno de los primeros en instalar la tableta: “Apenas salió esa regla, mandé instalar las tabletas en mis taxis. Es que sea como sea eso va a empezar a funcionar y es mejor hacerlo de una vez”, comentó.

Manuel Guillermo trabaja con una de las apps autorizadas y es taxista hace 30 años. “Desde los 16 años he tenido taxis y este trabajo me ha permitido comprar mi apartamento, una finquita y vivir bien. Si uno trabaja duro y le mete la ficha, ve los resultados”, añadió.

A pesar de que una de las fallas que han identificado cientos de bogotanos con el servicio de taxi es su poca amabilidad, Manuel tenía toda la disposición de realizar el servicio, así que la primera pregunta que me hizo al ver mi reacción con la tableta fue: “¿Quiere que la usemos?”.

Apenas le dije que sí, apagó su taxímetro –el cual aún tiene la oportunidad de usarlo porque todavía no ha entrado a regir la medida– y me pidió la dirección.

“Listo, ya debió salirle el mapa y usted solo da en aceptar el viaje”, me dijo. Y en realidad el proceso es así de fácil: el taxista ingresa la dirección en su celular y de una vez sale en la pantalla el costo de la carrera, la ruta más rápida para realizar el recorrido, el tiempo que se demora y el tarjetón del taxista.

Salen dos opciones: ‘iniciar viaje’ y ‘cancelar viaje’, si como usuario está de acuerdo con el precio, acepta; de lo contrario, lo cancela y se baja del taxi.

‘Iniciar viaje’

El recorrido comenzó y con Manuel nos fuimos hablando de la vida. Como buen taxista, tiene mil historias por contar y una de esas fue el día que junto con su hermana, quien también transporta personas de manera particular, llevó a un cliente español a San Victorino: “Este señor viene cada año y un día se fue a ese centro comercial que queda en la 85, compró unas camisas carísimas y mi hermana le dijo:   “Eso se consigue en $35.000 en San Victorino”. Nos pidió que lo lleváramos y desde ese día, cada vez que viene, el señor va a comprar ropa. Lo bueno es que eso es una plata fija porque nos paga bien”, contó entre risas.

¿Y si se cae el internet?

“Manuel, ¿no le preocupa la seguridad con la tableta a la vista?”, lo interrumpí mientras me terminaba de ‘echar su cuento’.

“¿Sabe que me preocupa más?, quedarme sin internet”, me dijo. “Es que, señorita, lo de la seguridad es relativo, porque los hampones se roban hasta los pedazos de caucho que están en las ventanas del carro. Eso sí, el alcalde tiene que poner más policías, ¡no hay ni uno, no se ven!”.

Para Manuel, ir a zonas apartadas o donde la señal no entre bien es un problema: “Si a mí me mandan a un callejón cerrado o un barrio de esos malucos que sabemos que existen, pues yo no voy. Prefiero que me reporten”, añadió.

“Lo que pasa es que si se cae el internet quedamos fregados, eso se supone que no debería fallar”, enfatizó.

Pero Manuel no es el único que piensa así, varios taxistas que han sido entrevistados por este medio aseguran que no se oponen al desmonte, pero sí piden garantías en cuanto a seguridad y que les respondan por el trabajo si algo llega a fallar.

El precio

“Manuel, hay mucho trancón, ¿será que sube el precio de la carrera?”, le pregunté.

“No, señorita, sí varía un poquito cuando estamos en horas pico y nos hace meter por otro lado, pero con este trancón, no”, aseguró el taxista.

No puedo mentir, que le digan a uno el precio y que no cambie genera confianza, por algo las aplicaciones digitales han tenido éxito entre los capitalinos.

Pero hay algo que causa más tranquilidad y es que no hay un taxímetro de por medio.

No hay preocupación por el famoso ‘muñeco’ o porque el taxista vaya a cobrar mucho más sin justificación. Lo que se ve en la pantalla es lo que es.

La llegada

“Listo, señorita. Llegamos”, dijo Manuel. Le pagué  una carrera que desde el principio supe que me costaría $12.900 y en la que el servicio estuvo muy bien.

Al final, la misma aplicación lanza en la tableta la opción de “calificar el viaje” y es todo. Cinco estrellas para Manuel.

Hasta el momento hay nueve aplicaciones aprobadas por la Secretaría de Movilidad para prestar el servicio.

Además, desde el 16 septiembre se inicia el desmonte del taxímetro, y los taxis con placas terminadas en 4, 5 y 6 deben tener el sistema implementado. Este proceso se realizará progresivamente hasta noviembre.

Pero como no todo lo que brilla es oro, a pesar de que Manuel es de los taxistas que ya tienen la tableta y la aplicación, debió invertir, según él, unos cinco millones de pesos en sus carros. A eso se le suma que mensualmente debe pagar $65.000 por el uso de la app: “Espero recuperar mi inversión, porque de todas maneras es mucha plata”, aseguró.

Lo único cierto por ahora es que desde este año Bogotá tendrá taxis inteligentes. Ojalá pase lo mismo con los prometidos semáforos y el metro elevado que parece no tener línea.

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