Han sido polémicos los tags, mal llamados ‘rayones’, que aparecieron esta semana en el deprimido de la 94. Y si bien ese no es el lugar para hacerlo, según por la norma, los grafitis y el arte urbano en Bogotá se están multiplicando sin control porque no se le ha puesto la suficiente atención al tema.
Si bien la capital cuenta con su Distrito Grafiti en Puente Aranda, el espacio para pintar debe ser gestionado, en muchos casos, por los mismos grafiteros.
PUBLIMETRO habló con María Claudia Ferrer, directora de Arte, Cultura y Patrimonio para saber cómo es la movida del grafiti en Bogotá desde el Distrito, y comentó cuáles son los lugares en los que no se pueden hacer (ver infografía). Sin embargo, aseguró que “de acuerdo con el artículo 8 del decreto 529, los bienes privados se pueden intervenir siempre y cuando tengan un permiso previo escrito del dueño del inmueble. Para ello existen unos formatos prediseñados”.
Ferrer añadió que también se hacen capacitaciones, que “existe el Comité Distrital de Grafiti, cuyo representante es Hugo Bohz. Este Comité está en contacto con la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, y con Idartes. El objetivo es crear un espacio de participación y concertación de los decretos que regulan la actividad de arte urbano. Con ellos se elabora un plan de acción dirigido a la consecución de nuevos espacios para la práctica responsable del grafiti y a la difusión de las estrategias. Se coordinan las líneas de acción para la práctica responsable del grafiti y se sugieren programas pedagógicos de convivencia con la ciudadanía. También hay mesas locales de grafiteros, pero están en contacto con las alcaldías locales”.
El estigma
Eso es lo que han sentido varios grafiteros en Bogotá, que decidieron no revelar su identidad a la hora de hablar con este medio. Comentaron que si bien existen los comités, hay mucha ‘rosca’ y es difícil desarrollar su trabajo.
Sienten la persecusión de las autoridades y no encuentran apoyo en las entidades competentes. Sienten que son señalados como delincuentes. Además, aseguran que el espacio para pintar se está agotando y no todos los dueños de edificaciones quieren un grafiti en su pared.
Es paradójico, pues Bogotá es una ciudad de artistas urbanos. De hecho, Ferrer comentó que “la creación de este Distrito Grafiti parte del reconocimiento de la importancia del arte urbano. Este tipo de arte ha cobrado una relevancia artística, turística y cultural en la capital”. Es paradójico pensar que la cultura del grafiti no cuenta con la suficiente atención teniendo en cuenta que en Bogotá existe un tour conocido en todo el mundo. Aún así, algunos artistas manifiestan no sentir el respaldo. Por ahora, hay mucho aerosol para hablar de este tema.
Finalmente, el concejal Jorge Torres, propuso que el deprimido de la 94 sea un espacio formal para este arte con “murales estéticamente bien hechos y que también albergue una exposición permanente, tal como sucede con el deprimido de la calle 26”.
“Este tipo de arte ha cobrado una relevancia artística, turística y cultural en la capital”: María Cristina Ferrer, director de Arte, Cultura y Patrimonio
Distrito Grafiti
En noviembre del año pasado se realizó el Festival Internacional Ciudad Mural, en la localidad de Puente Aranda, que tenía como objetivo la creación de un Distrito Grafiti en Bogotá. Las obras fueron realizadas en algunos muros de las empresas ubicadas en el costado sur, frente a la estación de TransMilenio de la Avenida de las Américas con carrera 53
Infografía Hans Rodríguez