Elena Poniatowska es una de las voces de referencia sobre el movimiento estudiantil de 1968 en México. Su libro, "La Noche de Tlatelolco", recoge los testimonios de la matanza de estudiantes que marcó la historia del país y que este 2 de octubre cumple 50 años.
La escritora y periodista llegó a la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, en la Ciudad de México, la mañana siguiente de la matanza de estudiantes del 2 de octubre de 1968.
"Cuando llegué estaban todavía los tanques y los soldados en la plaza. Había muchos vidrios rotos y muchos zapatos tirados", le cuenta a BBC Mundo Poniatowska, de 86 años.
La escritora había ido "entre amamantada y amamantada": su segundo hijo tenía apenas 4 meses de nacido.
A partir de ahí, comenzó a construir su libro, "La noche de Tlatelolco", uno de los referentes del movimiento estudiantil y de la matanza.
En él hablan los estudiantes, padres de familia, profesores, pero también soldados y políticos.
Poniatowska, de origen aristocrático, no recuerda si cumplió los 10 años ya en México, o todavía en el barco en el que su madre la trajo desde Francia, huyendo de la Segunda Guerra Mundial.
Después de estudiar en Estados Unidos regresó a México, donde un "interés de exploradora" la llevó al periodismo.
Desde entonces, ha sido testigo de la historia del país.
Se declara seguidora del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, a quien apoyó en sus campañas. "Le tengo una gran esperanza", dice.
La escritora recibe a BBC Mundo en su casa de la Ciudad de México. Allí la acompañan, además de sus libros y plantas, sus gatos Monsi y Váis, llamados así en honor a su amigo el escritor Carlos Monsiváis, quien murió en 2010.
En estos días, Poniatowska escribe una novela sobre el último rey de Polonia, Estanislao II Augusto Poniatowski, de quien es descendiente.
¿Cómo cambió México a partir del movimiento estudiantil del 68?
Fue muy importante políticamente. Una ciudad que estaba bastante muerta cobró vida.
Fue muy bonito. Los alumnos, algunos padres y gente que los apoyaban se volcaron a las calles en manifestaciones que llegaron a ser de 400.000 o 600.000 personas y en las que se tomó el Zócalo —en el centro histórico de la Ciudad de México—.
Gritaban consignas, estaban alegres de participar.
A partir de ahí se formó una sociedad más participativa, mas politizada. Con mayor participación de los jóvenes y mucho mayor preocupación por el país.
Creo que para los estudiantes de entonces la victoria era el hecho de ganar la calle, de manifestarse, sentir que la ciudad y el país podrían ser de ellos.
Pero también en su libro hay testimonios de parte de la población que no los apoyaba…
Sí. Algunos les decían que debían estar en los pupitres y no manifestándose. Criticaban a las chicas por usar minifaldas. No todo era unilateral. Hubo muchas actitudes distintas.
El gobierno se molestó mucho por que los estudiantes fueran a buscar a los corresponsales de los periódicos extranjeros que habían venido a cubrir los Juegos Olímpicos en México (que empezaron solo 10 días después de la matanza).