El sol se pone sobre el barrio de North End, en Winnipeg. Eso significa una cosa: es hora de salir a caminar.
Cada noche, miembros del la Patrulla Bear Clan, una organización comunitaria que vela por la seguridad, patrulla las calles de la ciudad, limpia los desechos generados por el consumo de droga y se mantiene alerta ante cualquier señal de peligro.
Pero, más que nada, simplemente conversan.
"Hola Bear Clan", grita una mujer sentada en un sofá en su jardín, mientras sus hijos corren hacia el frente para saludar a los voluntarios.
"Hola", responde el voluntario Travis Bighetty.
Cuando el grupo se dispone a cruzar un estacionamiento vacío, un hombre en bicicleta los detiene.
"¿Han visto a mi gato?", les pregunta. "Estén atentos, tiene ojos verdes", les pide, antes de irse pedaleando en otra dirección.
"No hay problema", promete otro voluntario.
Artículo crítico
Con sus chaquetas amarillo brillante, se han vuelto una presencia regular en Winnipeg en los últimos cuatro años, y los vecinos han aprendido a confiar en ellos.
Este año, el grupo ha repartido 32 toneladas de alimentos para los necesitados, y han ayudado a poner en contacto a personas vulnerables con los servicios sociales.