La brecha en las relaciones transatlánticas es cada vez más profunda: Estados Unidos y la Unión Europea no atraviesan su mejor momento.
Al abandonar el acuerdo nuclear con Irán, Donald Trump no solo rompió puentes con Teherán, también se alejó de Bruselas.
Antes de que el presidente de Estados Unidos hiciera pública su decisión, las principales potencias europeas desfilaron para pedirle que reconsiderara su posición.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, la canciller alemana Angela Merkel y el ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, visitaron Washington con ese objetivo. No tuvieron éxito.
Ahora, el desencuentro entre la UE y EE.UU. no es solo diplomático, sino también político y -potencialmente- económico, y se suma a una serie de desacuerdos que tensaron desde la llegada de Trump la estrecha relación entre Estados Unidos y la Unión Europea.