Chrishaun Reed McDonald, más conocida como CeCe, fue arrestada y encarcelada provisionalmente por asesinato en una prisión de Mineapolis.
Era 2011, tenía 22 años y su caso no habría llamado la atención si no fuera por dos ingredientes de raza y género que lo acabarían convirtiendo en un emblema para la comunidad LGBT de Estados Unidos: CeCe, negra y transexual, estaba en una prisión para hombres.
La joven había salido de casa con unos amigos para ir a una tienda a medianoche. Pero de camino fueron increpados por hombres y mujeres blancos racistas y homófobos.
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El altercado, a las puertas de un bar, acabó en un asalto físico.
CeCe sufrió heridas en la cara al ser atacada con una botella y cuando otro hombre se abalanzó hacia ella, Cece lo hirió de muerte con unas tijeras que sacó de su bolso "para defenderse".
Lo que para la acusación era un caso claro de asesinato, para la defensa era un ejemplo de supervivencia a un crimen de odio, en que la verdadera víctima era CeCe, atacada primero por su raza y género, y que había actuado en su propia defensa.