El Sahel es, básicamente, un cóctel de problemas. No en vano lo llaman el "cinturón del hambre" africano.
Conflictos, pobreza, delincuencia organizada y terrorismo conviven en esta franja de 5.000 km que atraviesa el continente africano, desde el Océano Atlántico, en el oeste, al Mar Rojo, en el este, y sirve de transición entre el desierto del Sáhara y la sabana africana.
A todos estos problemas estructurales de la región se ha sumado uno en los últimos años que ha alborotado aún más el avispero del Sahel: Libia.
Con todo esto tan cerca de su frontera sur, no es de extrañar que Europa haya traducido sus preocupaciones en la cada vez más importante militarización de la zona.