Eclipses lunares como el que se vio este miércoles son un gran espectáculo.
Los observadores del cielo pudieron apreciar una luna más brillante y más grande, conocida como superluna, que además coincidió con un eclipse, y con una luna azul y una luna de sangre, lo cual dio como resultado postales asombrosas.
Pero los científicos que investigan las características del satélite de la Tierra tuvieron un regalo más.
Eclipses como el del miércoles son una oportunidad perfecta para estudiar la Luna utilizando una cámara térmica astronómica, según explica la agencia espacial estadounidense NASA.
"Durante un eclipse lunar, la oscilación de la temperatura es tan dramática que es como si la superficie de la Luna pasara de ser en un horno a un congelador en tan solo unas horas", explica el científico Noah Petro, del Orbitador de Reconocimiento Lunar de la NASA.
Y es que la temperatura en la superficie lunar durante un eclipse se movió entre los 93°C y los -128°C.
El regolito
El cambio de temperaturas es extremo y ocurre en un periodo relativamente corto.
Desde el Observatorio de Haleakala, en la isla Maui de Hawái, investigadores estadounidenses llevaron a cabo pruebas de longitud de onda invisible para detectar calor.
El principal objetivo era comprender las características del regolito, que es la capa que cubre la Luna y compuesta por granito y rocas, indica la NASA.
Tener un entendimiento claro de cuál es la composición del suelo en la Luna es valioso para que las futuras misiones tripuladas ubiquen puntos confiables para hacer un alunizaje.
"Si quieres aterrizar en un punto, quieres estar seguro de que sea un lugar seguro y relativamente libre de rocas", dijo el científico de la NASA Rick Elphic a la Radio Pública Nacional de EE.UU. (NPR, por sus siglas en inglés).
"Un lugar en el que tus botas no vayan a hundirse en 18 pulgadas (45 cm) o algo por el estilo", dice.