En medio de la crisis por el fenómeno de El Niño, Bogotá enfrentó una dura prueba con el nivel crítico de sus embalses del Sistema Chingaza. Sin embargo, tras meses de medidas rigurosas y la colaboración ciudadana, los embalses muestran signos de recuperación, aunque las autoridades y expertos advierten que la situación aún demanda atención constante.
Desde abril de este año, cuando el alcalde Carlos Fernando Galán declaró el racionamiento de agua en la capital colombiana, los embalses han pasado por una transformación notable. En aquel entonces, los embalses apenas alcanzaban el 15% de su capacidad total, situación que llevó a implementar medidas drásticas para preservar el suministro de agua potable.
¿Cómo están los embalses tras el racionamiento de agua?
De acuerdo a los balances entregados por la Alcaldía de Bogotá, sobre el nivel del agua en el Sistema Chingaza, con corte del 21 de julio, el nivel llegó al 46,15%. Este porcentaje refleja una leve mejora en comparación con días anteriores en las que el nivel mostraba una tendencia a la baja.
Actualmente, los embalses han logrado incrementar su capacidad, una mejora significativa que refleja el éxito parcial de las políticas implementadas. El cambio en los patrones de consumo, impulsado por la concienciación ciudadana y las medidas gubernamentales, ha sido determinante para esta recuperación. Los ciudadanos han respondido al llamado de reducción del consumo con responsabilidad, adoptando prácticas más sostenibles en el uso diario del agua.
No obstante, a pesar de estos avances, las autoridades mantienen la cautela. El racionamiento continúa siendo una realidad en la vida diaria de los bogotanos, para el corte de la misma fecha (21 de julio) el consumo de agua llegó a los 16,45 metros cúbicos por segundo.
Desde el pasado 1 de julio, se ajustaron los turnos de racionamiento, alternando días con y sin servicio de agua según las zonas de la ciudad, una medida destinada a optimizar los recursos hídricos disponibles.
Expertos en gestión del agua enfatizan la importancia de mantener la vigilancia sobre los embalses. Aunque la situación ha mejorado considerablemente, el cambio climático y otros factores pueden desencadenar nuevas fluctuaciones en el suministro de agua en el futuro cercano. Es crucial mantener el impulso de la concienciación y la eficiencia en el uso del agua para garantizar la sostenibilidad a largo plazo.