La Primera Dama de la nación Verónica Alcocer llegó a disfrutarse el Carnaval de Barranquilla, y a bailar el ritmo que más le gusta, el fandango. Para ello no se presentó en la Vía 40 para desfilar como es costumbre entre los jefes de Estado sino que fue invitada por el Carnaval de 44, más conocido como el Carnaval del bordillo.
Verónica desfiló con una pollera blanca y un corsé morado de lentejuelas haciendo alusión a la campaña contra el acoso a las mujeres y flores en la cabeza a ritmo de una banda de músicos.
Verónica envió un fuerte mensaje contra la violencia hacía las mujeres en el Carnaval. “El acoso, el maltrato y el abuso a las mujeres nunca serán justificables. Es momento de festejar en libertad, disfrutar sin temor, expresar sin censura. En El Carnaval las mujeres somos protagonistas. Aquí no hay espacio para antagonistas. #NoEsNo”, publió en sus redes.
Caos con su avanzada de seguridad
Sin embargo, para la mayoría del público, fue imposible verla bailar como muchos esperaban.
Todo, por cuenta del amplio despliegue de seguridad alrededor de Verónica Alcocer. Este desfile se ha caracterizado por el contacto directo entre danzantes y el público instalado a lado y lado de la vía. Eso diferencia al Carnaval de la 44 de otros eventos.
Previo al desfile, con la organización del Carnaval de la 44 se escogió entre más de un centenar de agrupaciones participantes a la Corporación artística cultural son Lasallista de Montería, para que Verónica se integrara a las fiestas. La música la puso la Banda de Chochó, Córdoba.
El caos llegó a la carrera 44 cuando la Verónica Alcocer arribó a la altura de la calle 74.
Fue cuando se vieron a su alrededor de unos 200 hombres y mujeres de su cuerpo de seguridad que impedían el acceso a la primera dama. Además, otros tres vehículos de seguridad iban en la parte posterior del cuerpo de seguridad.
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Muchos medios presentes, se quejaron que los escoltas impedían el acceso de la prensa o que alguien se acercara a solicitar una selfie.
Los escoltas metían las manos a las cámaras impidiendo una foto con la primera dama.
Incluso un integrante de las Marimondas de la Universidad de la Costa recibió un empujón de uno de los hombres de seguridad.