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“El mundo está en guerra porque ha perdido la paz”, dijo el papa Francisco

El lamento del papa Francisco resonó en el avión que le condujo a Cracovia para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ): “el mundo está en guerra porque ha perdido la paz”, pero no se trata “de una guerra de religiones”.

Con un tono apesadumbrado poco habitual respecto a la alegría que se espera en un viaje en el que se encontrará con cientos de miles de jóvenes, Francisco quiso comentar los últimos episodios de violencia y los atentados, como el asalto ayer una iglesia en el norte de Francia y en el que fue asesinado un sacerdote.

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«No tenemos miedo de decir esto: el mundo está en guerra porque ha perdido la paz«, aseveró ante los 75 representantes de medios de comunicación, entre ellos EFE, que le acompañan a Polonia.

Y agregó: «Desde hace tiempo decimos que el mundo vive una guerra a trozos. Recordamos a este santo sacerdote que ha muerto en el momento en el que recogía las oraciones para la Iglesia. Él es uno, pero cuántos cristianos, cuántos inocentes, cuántos niños…Pensemos, por ejemplo en Nigeria», afirmó el pontífice.

Francisco tuvo tiempo de reflexionar mientras iba saludando uno a uno a los periodistas, y cuando acabó volvió sobre sus pasos para tomar de nuevo el micrófono y aclarar: «Hablo en serio de guerra, una guerra de intereses, por dinero, por los recursos de la naturaleza, por el dominio de los pueblos. Pero no es una guerra de religiones, porque todas las religiones quieren la paz».

Con este mensaje comenzó el viaje del papa a Polonia, donde, dijo, espera que los jóvenes que encontrará devuelvan la esperanza a este mundo.

Francisco llegó hoy a Cracovia a las 16:00 horas (14:00 GMT), donde permanecerá hasta el 31 de julio, y tras un breve ceremonia de bienvenida en el aeropuerto acudió al palacio real de Wawel para la reunión con el presidente polaco, Andrzej Duda.

En su primer discurso en Polonia, el pontífice argentino instó a los gobernantes a evitar la emigración de sus compatriotas pero también a abrirse a los inmigrantes.

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Francisco retomó su preocupación por el drama de la inmigración y su mensaje cobró mayor relevancia al hacerlo en un país cuyas autoridades han ordenado cierre de fronteras a los refugiados e inmigrantes.

«Se han de identificar las causas de la emigración en Polonia dando facilidades a los que desean regresar, pero al mismo tiempo hace falta disponibilidad para acoger a los que huyen de las guerras y el hambre, solidaridad con los que están privados de sus derechos universales, incluido profesar libremente y con seguridad la propia fe», afirmó.

«Se trata pues de hacer todo lo posible para aliviar sus sufrimientos, sin cansarse de trabajar y continuar trabajando por la justicia y la paz, dando testimonio con los hechos de los valores humanos y cristianos», les recordó.

El papa argentino también animó a Polonia «a mirar con esperanza hacia el futuro y las cuestiones que ha de afrontar», pues esto favorecerá crear «un clima de respeto entre todos los componentes de la sociedad y un diálogo constructivo entre las diferentes posiciones».

Por su parte, Duda dijo que «el mundo está necesitado de los valores y la fe que encarna el pontífice».

 Tras los discursos, Francisco se reunió en privado con el presidente polaco en la llamada Sala de los Pájaros, mientras que el secretario de Estado, Pietro Parolin, mantenía una reunión con la primera ministra de Polonia, Beata Szydlo.

Después visitó la catedral de Cracovia, concentración de la historia católica polaca, donde escuchó el saludo del cardenal arzobispo de la ciudad, Stanislaw Dziwisz, histórico secretario de Juan Pablo II.

Allí se detuvo en oración ante la tumba de san Estanislao, el patrón de Polonia, y de las reliquias del papa polaco y mantuvo una reunión en privado con los obispos del país.

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