Un hombre que tuvo la suerte de ganarse un premio de 37.000 millones de pesos jugando el conocido Baloto, contó su historia y aseguró que fue tan estresante tener ese dinero que incluso pensó en regresarlo.
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Este hombre quien había sido secuestrado en dos oportunidades y años más tarde tuvo la fortuna de ganarse uno de los premios gordos del Baloto, le contó al sitio web Kienyke apartes de lo que hizo cuando supo que era el afortunado.
Se trata de un hombre que tiene una empresa quien por más de 37 años se ha dedicado siempre a lo mismo, a sacar a su familia adelante a punta de trabajo.
Un día al llegar a su empresa salió para depositar un cheque, “Al llegar a la esquina del parque central de la ciudad vio que una papayera tocaba a las afueras del sitio donde él solía comprar el Baloto. Se acercó, vio que había un pasacalle de un metro de altura que decía: “Cayó y aquí se vendió”. Escuchó a los viejos loteros decir: “cayó el balotó, cayó el baloto”. Entonces se abrió paso en medio de la gente y posó su mirada sobre los números ganadores” informó el medio de comunicación.
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Él ni se alegró ni tampoco hizo alboroto al darse cuenta, pues siempre se ha destacado por ser un hombre serio y tomarse siempre las cosas con calma, así que se fue de nuevo a su trabajo y llamó a su hija para contarle lo sucedido, luego verificaron los números en internet e hicieron el procedimiento establecido.
“Hicieron las respectivas validaciones, se les felicitó y a continuación se les informó los caminos que podían tomar para recibir el premio: pedir un cheque de gerencia a nombre del ganador y depositarlo en el banco que quisieran, realizar una transacción a una cuenta, o crear una Fiducia a su nombre para que ésta administrara de manera más segura el dinero. Asimismo se les informó que les harían una retención en la fuente del 20 por ciento del dinero, es decir que de los 37 mil millones del acumulado recibirían 29.400 millones de pesos”.
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Los funcionarios también le pidieron tener precauciones a la hora de darle uso al dinero, pues muchos de los ganadores en el mundo, pasados 15 años, están en la quiebra o en la ruina.
Entonces decidió depositar la plata en una cuenta, pero, el dolor de cabeza empezó cuando decidieron junto a su familia no contarle a nadie lo que había pasado, pero empezaron a sentir miedo por las cosas que habían vivido en el pasado, cuando no eran millonarios. Su hija decidió buscar casa o contemplar otras ciudades para irse a vivir.
“Pero él, con la experiencia que dan 75 años de andar por la vida sin deberle nada a nadie, tomó una decisión final: “No nos vamos”, dijo. Palabras más palabras menos, dijo que si el premio iba a convertirse en una pesadilla, lo mejor era devolverlo”.
Por eso tomó la decisión de darle a su yerno la potestad de buscar una empresa de seguridad privada para mejorar la protección de la familia y empezar a tener el cuidado y no dar “papaya”.
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