Hace 30 años Doña Bernarda Restrepo y sus hijos encontraron en los caballitos de madera y en las materas de Ráquira la inspiración para crear la fuente de trabajo que hoy beneficia a los más de 600 artesanos que trabajan incansablemente por crear símbolos que representan cada rincón de Colombia.
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“Comenzaron vendiendo los caballitos de madera, que los fabricaba un hijo, además de las materas de Ráquira. Posteriormente una de las hijas inició un intercambio con los artesanos de la misma ciudad y ahí nace la iniciativa de querer visitar diferentes regiones de Colombia” afirmó Nancy Quintana, Administradora de Artesanías Caballo de Troya.
Se cumplen tres décadas en las que se han esforzado por visitar las diferentes regiones y comunidades del país para poder conocer las distintas técnicas artesanales y construir hasta la fecha un grupo de 650 artesanos.
El almacén está dividido en diferentes regiones del país, es un recorrido lleno de colores, figuras, diseños y texturas de las mejores manos artesanas de Colombia.
“Tenemos una exhibición de 8 regiones de Colombia en las que están las técnicas artesanales más representativas de cada una, por ejemplo, en el Caribe lo más representativo son los chinchorros wayuu, que son completamente manuales, se demoran de 6 a 7 meses para elaborarlos, los hacen con hilos que no se destiñen y que soportan diferentes ambientes” afirmó Quintana.
Por su parte Dora Ruiz, artesana de cerámica con esmaltes que ha trabajado por casi 25 años con Caballo de Troya afirma que “ha sido muy importante trabajar con ellos, porque siempre me compran, tienen muy buen gusto y mi trabajo es único. Considero que es el mejor almacén de artesanías de este país”.
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