«La mayoría de los que llegan a Chile, por decirte que un 80%, ya tienen a alguien acá. Y vienen a partirse el lomo para enviar dinero a sus familias. Pero algunos otros llegan a seguir delinquiendo». GUSTAVO SOTO, CALEÑO RADICADO EN CHILE.
es el número de nacionales que habitan en el país austral, según las autoridades chilenas.
Este 12 de marzo el caleño Sergio Avendaño cumple cinco años viviendo en Chile. Antes de viajar, en el año 2011, llevaba seis meses buscando trabajo después de graduarse como administrador de empresas, pero no lograba ubicarse en su profesión.
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Completaba dos años en el ‘rebusque’: trabajando como asesor de seguros, en bancos, cantando en bares y en las cocinas de los restaurantes. Haciendo eso precisamente fue como comenzó a labrar su nueva vida en Chile.
“Al principio me invitaron por 90 días, pero decidí quedarme. Duré seis mes sin poder trabajar por no tener los papeles, pero en ese tiempo cocinaba para amigos. Luego me contrataron en un café donde trabajé como mesero y ahora vivo de la gastronomía. No es lo que estudié pero tengo un buen nivel de vida y vivo tranquilo”, dice el vallecaucano.
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Una historia similar vivió Gustavo Soto, otro joven caleño que hace cuatro años decidió buscar nuevos horizontes en el país austral. “Llegué el 21 de diciembre de 2011. No llegué con la esperanza de ganar mucho dinero, sino porque quería cambiar mi vida. Ahora me dedico a la gastronomía, trabajo entre semana en un restaurante del centro de Santiago y los fines de semana con una banquetera en eventos privados. Además estudio Administración de Artes culinarias y Servicios”.
Sergio y Gustavo son dos de los miles de vallecaucanos que tomaron la decisión de salir del país, buscando el “sueño chileno” de una vida mejor. Según indica el anuario estadístico nacional de Migración 2005-2014, informe con las cifras más recientes del Departamento de Extranjería del país austral, son más de 25.038 compatriotas los que viven en Chile.
La colombiana es la comunidad que más ha crecido en el país austral en los últimos diez años. Tanto así que entre 2005 y 2014, el número de nacionales se incrementó en un 394%, indican cálculos del Ministerio de Interior y el Departamento de Extranjería y Migración chilenos.
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No obstante, no todos los colombianos que están viajando hacia Chile son como Sergio y Gustavo. En medio de los miles de compatriotas que buscan mejores oportunidades a través del trabajo duro, lejos de sus familias, se cuelan otros tantos que solo quieren dinero fácil a través de la ilegalidad.
Chile ha tenido un creciente fenómeno de microtráfico, prostitución, robos e incluso cobro mediante la modalidad de ‘gota a gota’, según dicen Sergio y Gustavo, colombianos residentes en Santiago.
“En las migraciones hay de todo: profesionales, trabajadores honestos y delincuentes. Y lastimosamente muchos de los que han venido nos hacen quedar mal a todos, porque nos meten en una misma categorización como “colombianos”. También hay muchos ‘narcos’ que se están refugiando acá”, cuenta desde la capital chilena Sergio.
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“La mayoría de los que llegan a Chile, por decirte que un 80%, ya tienen a alguien acá. Y vienen a partirse el lomo para enviar dinero a sus familias. Pero algunos otros llegan a seguir delinquiendo y a vender drogas, a ejercer la prostitución. Es complicado”, agrega Gustavo.
El caso más reciente, protagonizado por vallecaucanos, conmocionó por completo esta semana la sociedad chilena: Yuliana Andrea Aguirre, una bella joven de 21 años, fue ahorcada y descuartizada por su novio, Edwin Mauricio Vásquez, de 24. Los restos de la mujer fueron depositados en una maleta y en varias bolsas de supermercado y fueron llevados hasta un río en Santiago.
Por todo esto, quizá no es gratuito que los colombianos, muchos de ellos vallecaucanos, sean los extranjeros que más expulsan de Chile, según el mismo informe de Migración.
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En efecto, mientras en 2005 el número de colombianos expulsados correspondía solo al 1,5% del total de deportaciones, en 2014 la cifra ascendió hasta llegar al 39%, lo que ubicó a los nacionales como los foráneos que más destierran de Chile, una posición que antes ocupaban los peruanos y los bolivianos.
“En un principio todos creen que en Colombia solo se habla ‘paisa’ y que amamos a Pablo Escobar. Eso es un efecto muy negativo que han esparcido las ‘narconovelas’, que también llegan hasta acá”, señaló Sergio.
“Mucha gente todavía es reacia a la idea de que hayamos tantos extranjeros acá. Pero en general los chilenos son muy agradables y ‘recocheros’. Incluso se podría decir que hacen bromas pesadas y toca aprender a conocerlos. Pero, en general, acá se vive bien”, dijo Gustavo.