Las fallas y los aciertos del MÍO, al llegar a sus siete años de funcionamiento

2558 días. Ese es el tiempo que completó esta semana circulando el Masivo Integrado de Occidente (MÍO), que el pasado 1 de marzo cumplió siete años de funcionamiento, convertido en la principal alternativa de transporte de los habitantes de Cali.

La implementación y puesta en marcha del sistema conllevó una transformación radical en la capital del Valle del Cauca: desde cambios en la manera como se usaba el servicio de transporte, pasando por el tipo de vehículo utilizados hasta vuelcos de 180 grados en el paisaje urbanístico de la ciudad.

Ante el ‘cumpleaños’ del sistema, PUBLIMETRO consultó a expertos sobre los aciertos y los puntos a favor que ha traído el MÍO a la ciudad, del mismo modo que se indagó sobre los ‘lunares’ y los puntos a mejorar que tiene el medio de transporte masivo.

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Ciro Jaramillo, doctor en Ingeniería de Transporte y profesor de la Universidad del Valle

Para resaltar

Primero, lo que tiene que ver con el ordenamiento urbanístico. La infraestructura del MÍO ha ayudado a ordenar el uso del suelo y el funcionamiento de la movilidad de distintos modos. La cara de la ciudad cambió radicalmente en las partes donde fueron implementadas las troncales del sistema.

El Mío también ha ayudado a que aumente el sentido de pertenencia en la ciudad. El sistema demostró que Cali sí puede emprender proyectos importantes, que son realizables y que se pueden llevar a cabo.

Para mejorar

Lamentablemente, desde la operación y la movilidad, las expectativas de los usuarios no han sido cumplidas. El sistema no ha logrado alcanzar los indicadores de desempeño que prometía. Todo lo contrario, ha llevado a que la poca cobertura de la oferta del MÍO, desde el punto de vista operacional, haya hecho que prospere el transporte informal.

También se deben mejorar los procesos de planificación, especialmente para la atención de la ladera y del oriente de Cali, cuyos habitantes tienen grandes problemas para moverse por el déficit que deja el MÍO.

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James Gómez, experto en movilidad y director de la firma Urbavial

Para resaltar

Definitivamente, el transporte público que tenemos hoy en muchísimo mejor en términos de la calidad y condiciones que el que había antes. Se puede decir que hay más orden y hay mejores condiciones para los conductores en términos de horarios y comodidad. La seguridad vial ha mejorado. La accidentalidad de los buses tradicionales era mucho más alta que la de los buses del MÍO, pues la organización del sistema masivo y las condiciones técnicas de los vehículos son bastante mejores.

Al ordenar el tema del recaudo, también se mejoró y se acabó con la ‘guerra del centavo’ donde había una competencia descarnada por el pasajero. Esto evidentemente aumenta la seguridad en las vías y ayuda a que la ciudad se mueva mejor.

Para mejorar

Hay una práctica errónea y es pensar que todas las soluciones para la movilidad de Cali caen en los hombros del MÍO, lo que le ha dado una carga superior a la que realmente debería tener. Los temas de movilidad se solucionan con también con infraestructura y alternativas para los motociclistas, los ciclistas, los peatones y los usuarios vulnerables. Es decir, buscar soluciones integrales y no sobrecargarle la responsabilidad al sistema.

El nombre del MÍO se ve muy afectado por eso, pues todas las cosas negativas que pasan en términos de movilidad se le achacan al sistema y eso ha desgastado mucho su reputación. Hay que dar soluciones de movilidad interconectadas al MÍO, no estigmatizarlo. Esto requiere inversión en infraestructura, trabajo institucional y aunar esfuerzos para mejorar el comportamiento del usuario.

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Mauricio Venté, vocero del Comité de Usuarios del MÍO

Para resaltar

Como factor positivo, estaría mal no destacar la infraestructura del sistema. Lo que son estaciones, las vías y los andenes han renovado el espacio público de nuestra ciudad y eso se nota en la calidad de vida de las personas. Nos ayuda a movilizarnos mejor y la ciudad tiene una nueva dinámica.

También se puede decir que empezamos a cambiar prácticas culturales y a recuperar el civismo; cosas como hacer la fila, que el usuario ceda la silla. Esto ha mejorado y hay que seguir trabajando, pues me parece importante. Las mejoras en seguridad vial pueden ser otra manera de resaltar el MÍO. El uso de los paraderos ha ayudado a que se organice la movilidad, haya menos accidentes y se eduque la ciudadanía.

Para mejorar

Hay muchas cosas, empezando porque el sistema fue mal diseñado y mal planeado desde sus inicios. Se olvidaron de la gente del oriente, que es la que más se mueve en transporte público. Eso generó un efecto cascada que nos tiene en una crisis: los operadores no tienen los pasajeros que deberían y el sistema no tiene plata para funcionar bien.

Otro gran problema es que el sistema no le cumple a los usuarios. Es decir, las frecuencias son muy malas y cuando se da una información en los tableros sobre el tiempo estimado de llegada de las rutas no es cierto. Ante el mal funcionamiento, la gente decide comprar carro o moto, lo que impacta para seguir empeorando la movilidad en Cali.

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