Durante el tiempo que el decreto 562 estuvo vigente fueron aprobadas 901 licencias, de las cuales 189 son de gran altura y cumplen con los requisitos de dar en contraprestación, al Distrito, unas cargas urbanísticas.
Como la derogación no tiene efectos retroactivos, dichas licencias continúan vigentes.
Además, hay 2382 solicitudes de licencias que siguen en trámite, pues fueron presentadas antes de la derogatoria. Estas solo podrán negarse en caso que incumplan la nor- ma sobre la cual hicieron su petición.
Entre esas solicitudes de licencias en curso, alre- dedor del 20% contempla construcciones en grandes alturas, es decir, que la ciudad podría tener 500 nuevos edificios si estas se aprueban.
Como lo había prometido en campaña y había confirmado días después de posesionarse, en una decisión que no ha logrado esquivar la polémica, el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, derogó el decreto 562 que había expedido Gustavo Petro y que regulaba la construcción de edi- ficios altos en Bogotá.
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“Este decreto permitía que se hicieran edificios de este tipo en zonas de la ciudad donde no había ni los tubos suficientes, ni las vías suficientes, ni los espacios verdes suficientes. En una calle de barrio cualquiera permitía que se construyeran edificios de hasta 20 pisos, lo que termina deteriorando la calidad de vida de la gente”, explicó Peñalosa.
Sin embargo, a modo de ver de la administración anterior, el decreto 562 permitía la redensi- ficación o reurbanización de zo- nas de la ciudad en las que hay un bajo promedio de habitantes por hectárea, lo que habría per- mitido generar soluciones de vi- vienda y, como lo habían expre- sado expertos en su momento, que la ciudad tuviera una trans- formación urbana y arquitectó- nica sin precedentes durante los próximos 80 años.
La zona que cubría el decreto 562 estaba comprendida entre la calle 127 y la Avenida Primero de Mayo, y desde la Avenida Circun- valar hasta la Avenida Boyacá, excluyendo la zona industrial de Puente Aranda y Fontibón, los bienes de interés cultural y de conservación en puntos como La Candelaria, Quinta Camacho, Teusaquillo y La Merced.
Al explicar que la deroga-ción del decreto era necesaria, pues era una normativa “dañiña” para la ciudad, el alcalde Peñalosa indicó: “Creemos que las alturas pueden ser útiles en muchos sitios de la ciudad, pero no de manera indiscriminada en todas partes. Vamos a propiciar construcciones en altura en al- gunos sitios determinados de la ciudad”, aseguró el alcalde.
Por su parte el secretario de Planeación, Andrés Ortiz, reiteró que la derogatoria se enmarca dentro del programa del alcalde de permitir el adecuado desarrollo de programas de vivienda, que incluyan toda la infraestructura necesaria en materia de servicios públicos, sistema vial y de transporte, parques y equipa- mientos para que los ciudadanos tengan “el goce efectivo de sus derechos”.
El decreto que reemplaza al 562 (el 079) establece además que las cubiertas de los edificios que se construyan en adelante deberán ser para uso común de todo el edificio, y no exclusivamente para los dueños del último piso. De esta manera, el Distrito busca aumentar la cantidad de espacio público para la gente. También los primeros pisos no podrán ubicar parqueaderos, sino que los constructores tendrán que hacer espacios habitables o de comercio.
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Tras la decisión, el ministro de Vivienda, Luis Felipe Henao, quien se ha mostrado como aliado de la Alcaldía actual y ya había tenido álgidos debates con Petro por este mismo tema, dijo en su cuenta de Twitter que “con la derogación del decreto de alturas Bogotá tendrá un crecimiento más ordenado para ser un Territorio Inteligente (sic)”.
No obstante, opositores de la actual administración señalaron que la derogación es un error, pues retrasará la construcción de viviendas en zonas en las que hay muy pocos habitantes por hectárea y donde es necesario crear nuevas soluciones de vivienda.