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Ayer los taxistas salieron a las calles bogotanas, en una movilización que denominaron el M14, para protestar contra Uber y varias plataformas tecnológicas que, según ellos, afecta su trabajo.
Su petición es clara: los quieren fuera. Aunque la pregunta es ¿la solución es que Uber se vaya?. Carlos Flórez, Experto en Movilidad de la Facultad de Ingeniería de la Pontificia Universidad Javeriana, comenta que así se vaya Uber, aparecerá otro que haga lo mismo.
“Este es un problema estructural de hace muchos años, pues la ciudad y los usuarios están pidiendo a gritos un mejor servicio de transporte público tanto individual como colectivo, un sistema integral que funcione con unos estándares mínimos de calidad, pero que lamentablemente no lo hay; no solo me refiero a los taxis, sino también a Transmilenio, al SITP e incluso al sistema de transporte particular, ya que por los niveles actuales de congestión, los usuarios del auto particular lo piensan dos veces antes de sacar su vehículo, y al no existir una oferta digna de transporte en modos como el taxi, los buses y menos en modos no motorizados, todo esto es un caldo de cultivo para aplicaciones como Uber”, añadió.
Primero hay que entender que lo ilegal de Uber no es la aplicación, sino el servicio que facilita la aplicación que se preste; sin embargo, ante la inconformidad que sienten los bogotanos de no tener un servicio seguro, confiable y digno, deciden pagar hasta tres o cuatro veces más por un servicio que no cumple con la ley.
Hay que tener en cuenta que la normatividad vigente solo permite a los taxis prestar el servicio puerta a puerta, los carros de placas blancas no lo pueden hacer porque nacieron con otro fin. Aunque volvemos al mismo punto, los taxistas no fueron capaces de innovarse y la percepción que se tiene del servicio que prestan no goza de buena popularidad. Flórez asegura que todo es cuestión de demanda del mercado, “si busco un servicio de mejor calidad, pues no me importa pagarle a quien me lo está ofreciendo, sin tener en cuenta su condición de ilegalidad; Uber ha sido muy hábil en ocupar este espacio que tenía el mercado”.
Por otro lado, están las acciones del gobierno frente al tema, pues tienen dos salidas: buscar una solución definitiva para que lo que ocurrió ayer en Bogotá quede en el pasado o hacerse el de la vista gorda.
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Pensar en legalizar Uber no es fácil, añade Flórez, “porque el real problema es que las normas sólo permiten que el transporte puerta a puerta se preste con los taxis tradicionales; la innovación en el sector no ha surgido de las empresas de taxis, sino de privados que han creado aplicativos para facilitar la utilización del servicio puerta a puerta, lo cual denota que no existen auténticas empresas de transporte individual que gestionen el servicio, para los usuarios es transparente quien es el desarrollador de la aplicación o a dónde van las comisiones, el usuario lo único que quiere es un servicio digno, sin importar si es prestado por vehículos de transporte especial o particular, incluso pagando precios altos”.
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