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Durante años hemos conocido las historias y las cartas que dejaron los suicidas del Salto de Tequendama. Sin embargo, este no es el único lugar en donde las almas de estas personas deambulan, también sucede en la Casona del Salto de Tequendama, en donde hay actualmente un museo de la Universidad Nacional.
Pero para llegar a lo que es hoy esta construcción del siglo XX, que antes era conocida como el Hotel del Salto construido por Carlos Arturo Tapias, tuvo que atravesar una etapa macabra o por lo menos eso es lo que cuentan los conocedores.
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La historia, que fue compartida por el experto en música Manolo Bellon, cuenta que allí asistían presidentes, artistas y personas de la alta sociedad quienes departían en este sitio que hace un contraste perfecto con el paisaje de la sabana. Sin embargo, muchos años antes una tribu indígena realizaba sacrificios y en época de guerra llevaban a sus prisioneros para ser torturados y posteriormente obligados a lanzarse por el abismo.
Cuando ya se convirtió en hotel las historias de fantasmas no cesaron, pues quienes se hospedaban allí contaban cómo los asustaban de noche y escuchaban los gritos de quienes se lanzaban. Tal vez uno de los casos más recordados es del taxista Eduardo Umaña, quien se suicidó en el lugar, pero que al mismo tiempo “descansó en paz” porque su cuerpo pudo ser encontrado terminando así con la que se ha denominado la “época dorada de los suicidios”.
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A Umaña, y según lo relatado por Bellon, lo encontraron en ‘El Lago de los Muertos’ en donde caían los suicidas y luego desaparecían. Antes de llegar a ‘La piedra del suicida’ se pueden leer letreros como “Tus problemas tienen solución”, y “El señor Jesucristo te dice: yo soy el camino, la verdad y la vida”, lo que lo hace aún más macabro.
De hecho, aseguran que si se paran en la piedra se siente el olor a muerte que marea y que podría hacerlos lanzar al abismo. Quienes visitan la Casona en la actualidad aseguran que pueden ver siluetas y escuchar ruidos como en años anteriores.
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En la actualidad la Universidad Nacional maneja allí el Museo Casa Salto del Tequendama, un espacio que busca ampliar la accesibilidad pública al patrimonio cultural de la UN acercando a sus visitantes a la ciencia, la cultura y el arte. El Salto del Tequendama es uno de los patrimonios ambientales más importantes de la región y del país.
* Acá puede leer la historia que escribió Manolo Bellon
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